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¡Jesús celebra su cumpleaños en esta Navidad! Y estos son los 6 regalos de María y san José.

¡Falta poco para Navidad! Y cuanto más nos acercamos a ella, es común comenzar a pensar en los regalos de Navidad, en qué comeremos, qué bebidas serviremos, qué ropa nos pondremos, etc. Pero no olvidemos que lo más importante es la llegada del Niño Dios ¡y debemos prepararnos para esto!

Podemos pensar – así como pensamos en la preparación de la fiesta – en cómo imaginamos al pequeño Jesús. Miremos sus ojos, miremos sus manitas, contemplemos su sonrisa. De esta manera, nuestro corazón se hinchará de amor y le haremos un lindo lugar para que nazca, también en nosotros.

«La Navidad no es un aniversario, ni un recuerdo. Tampoco es un sentimiento. Es el día en que Dios pone un belén en cada alma. A nosotros sólo nos pide que le reservemos un rincón limpio; que nos lavemos las orejas para oír el villancico de los ángeles en la Nochebuena; que nos quitemos la roña acumulada, acudiendo al estupendo detergente de la Penitencia; que abramos las ventanas y miremos al cielo por si pasaran de nuevo los Magos; que son verdad, que existen, y vienen siguiendo la estrella de entonces, camino del mismo portal» (Enrique Monasterio, El Belén que puso Dios).

 

 

Regalos para celebrar el cumpleaños de Jesús

Mientras nos metemos dentro del Evangelio, podemos preguntarnos ¿cómo celebraría la Sagrada Familia el cumpleaños de Jesús?, ¿cómo nos recomendarían a nosotros que lo celebremos hoy?, ¿qué regalos de Navidad nos recomendarían…?

1. Entre los regalos de Navidad: ¡flores!

Cuando me felicitan por mi cumpleaños, como soy la mayor, también suelen felicitar a mis papás. «¡Felicidades, porque hace (inserte aquí la cantidad de años) te convertiste en papá/en mamá!».

Imagino que cada 25 de diciembre, san José se las ingeniaba para conseguir algunas flores y regalar a María. «¡Felicidades, porque gracias a Él te convertiste en Madre!».

Nosotros también podemos preparar un pequeño ramillete de flores para entregar a algún ser querido. Además de ser un regalo especial, el agasajado luego puede llevar el adorno ante el Sagrario o depositarlo junto a una imagen de la Virgen. «¡Felicidades, Jesús! ¡Felicidades, María!», podemos decir con entera sencillez… con un corazón entero.

 

 

2. ¿Cantas villancicos?

¿Imaginas un cumpleaños sin música? De seguro, en la casita de la Sagrada Familia se escuchaba a la Virgen tararear, especialmente cuando Jesús era pequeño. Luego, Él también comenzaría a imitar las tonadas y, entre los tres, se convertiría en una tradición escoger las mejores canciones. ¿Piensas que luego invitarían a sus vecinos a cantar? ¡Yo sí!

Tú también puedes adoptar esta preciosa tradición y, muy cerquita del pesebre, cantarle las canciones que – puedes estar seguro de esto – le emocionarán.

 

 

3. ¡Usa tus talentos para compartir los regalos de Navidad!

No es necesario comprar regalos costosos para demostrar cariño. Recordemos que la Sagrada Familia vivía de manera modesta. Es más, mientras estuvieron en Egipto, probablemente habrían tenido algunas estrecheces. San José, de buena reputación en Nazaret, debía empezar de cero a conseguir clientes en un país nuevo.

Sin embargo, ¿dejaría de poner sus talentos frente al Niño Dios? ¿No habría querido darle algo, por pequeño que sea, para celebrar que Dios cumplía un año más de vida hecho Hombre entre los hombres?

¿Tal vez algún pequeño juguete de madera? Tal vez… Y tú, ¿qué talentos puedes poner al servicio de Jesús? ¿Qué talentos puedes poner al servicio de los demás?

 

 

4. Prepara la comida favorita de tu familia

De alguna manera, algún detallito se esforzaría María por poner en la mesa de cumpleaños. Algo que transmita esta idea: «Hoy es un día distinto». Hoy también es un día especial. Hoy también celebramos al pequeño Jesús que viene a habitar entre los hombres.

Imitando esta idea, tú puedes ofrecerte y preparar algún platillo que encante a tus seres queridos. Así como la Sagrada Familia no tuvo grandes banquetes, tampoco te compliques mucho. A veces, un pequeño detalle dice bastante.

 

 

5. Rezar juntos

Estoy segura de que el día del cumpleañero empezaba y acababa con una oración de gratitud. ¿Cómo no volver la mirada al Padre y darle gracias por todos sus beneficios? ¿Cómo no reconocer que la Voluntad de Dios los acompañaba cada año?

De seguro era la parte más importante del día de cumpleaños. También para nosotros: no dejemos que los adornos y los regalos – que son importantes, porque celebramos una gran fiesta – nos distraigan de la parte más significativa.

 

 

6. Contar anécdotas

«Cuando naciste, tu papá preparó una maleta». «Llegamos corriendo al sanatorio». «Tus tíos vinieron desde lejos para visitarte». Es común que en un cumpleaños se recuerden todos los detalles que sucedieron el día del nacimiento de uno.

Así también, pienso que María y san José hablarían con Jesús de su Nacimiento. «Tu padre estaba preocupado, no encontrábamos lugar». «¡Cómo iba a permitir que nacieras en un portal!». «¡Ah! Pero no sabes, vinieron unos señores muy distinguidos y unos pastores muy buenos…». «¡Fue una noche preciosa!».

De la misma forma, recordemos el Evangelio. Meditemos en cada escena junto al pesebre. Será como volver a contarle a ese Niño tan pequeño, envuelto en pañales, la historia de un milagro… en que Él es el protagonista.

 

 

Escrito por: María Belén Andrada, vía Catholic-Link.

 

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