La importancia de los buenos amigos… este es un artículo que te recordará que la amistad real y sincera suma en nuestras vidas.
Aquella canción de los Enanitos Verdes dice que “un amigo es una luz brillando en la oscuridad”, lo cual es coherente con el refrán, “quien encuentra a un amigo, encuentra un tesoro”, que ha salido del libro bíblico del Eclesiástico. Y no es algo menor.
El ser humano es esencialmente social, y la amistad es una parte fundamental de nuestra naturaleza. Los buenos amigos son importantes por muchas razones, como proporcionar apoyo emocional, ser una fuente de consejo y orientación cuando se necesita y, en general, hacer la vida más agradable.
Diversos estudios vienen demostrando que tener amigos puede reducir el riesgo de enfermedades como el Alzheimer o patologías del corazón y además mejorar la salud mental. En este artículo, exploraremos dicha importancia y cómo podemos cultivar este tesoro. ¡Veamos!
Apoyo mutuo
Los seres humanos requerimos la conexión interpersonal y el apoyo social para alcanzar nuestro bienestar. Todos tenemos una necesidad básica de ser aceptados y amados, y la amistad es una de las formas en que podemos satisfacer esta necesidad.
Según el pensamiento de Santo Tomás de Aquino, la amistad es esencial para el crecimiento y la felicidad humanos, y es un reflejo de nuestro vínculo con Dios (“ya no les llamo siervos, sino amigos”). Es una relación que se basa en la persona, donde dos individuos se unen en su deseo de ayudarse mutuamente en el camino hacia lo que es verdadero, bueno y bello. Los amigos nos brindan seguridad emocional y un sentido de pertenencia, lo que ayuda a reducir la ansiedad, la depresión y el estrés en momentos de crisis, al percibirnos escuchados y comprendidos.
Propósito y autorrealización
Tener amigos a menudo nos da una sensación de propósito y significado en la vida, lo que puede estimular sentimientos de esperanza y optimismo. Los amigos verdaderos no solo se preocupan por nuestro bienestar, sino que también nos ayudan a crecer como personas.
Carl Rogers, uno de los padres de la psicología humanista, creía que la amistad proporciona una experiencia única donde podemos expresarnos libremente y ser aceptados por quienes somos. Esta aceptación es fundamental para lograr la autorrealización, es decir, la realización de nuestro potencial humano. La amistad no busca solo que nos sintamos bien, sino promover que seamos mejores, haciéndonos ver nuestros defectos y virtudes, sin juzgarnos.
Valoración de la persona
La amistad es una relación basada en la gratuidad y el amor mutuo, lo que la convierte en una expresión concreta del amor cristiano. La amistad auténtica no se enfoca en lo que hacemos o lo que tenemos, sino en quiénes somos. Por esto, ante un amigo podemos ser nosotros mismos, sin necesidad de montar una obra teatral ni ocultarnos tras una máscara.
Con los amigos enseñamos incluso lo que no nos gusta de nosotros mismos, sin tener que mostrar solo el lado bonito, como podemos hacer con un desconocido. De esta manera, somos transparentes y nos apuntalamos en el crecimiento de cada uno.
Toxicidad y superficialidad
No todas las amistades son iguales en beneficios para la salud y el bienestar. Según varios estudios, las amistades de calidad, es decir, aquellas basadas en la confianza, el respeto mutuo y la conexión emocional, son las más beneficiosas para nuestra salud mental y física.
Las amistades superficiales o tóxicas, por otro lado, pueden tener un impacto negativo en el bienestar e incluso aumentar el riesgo de enfermedades mentales y físicas. Cuando nuestra relación de amistad se parece más a una telenovela o una película de terror, más que un aporte resulta una fuente extra de estrés y emociones negativas.
Desafío gratificante
Cultivar amistades verdaderas puede ser un desafío. Requiere tiempo y esfuerzo que reflejan respeto y compromiso. Y debe ser recíproco, porque si no, se convierte más bien en una relación no correspondida.
En primer lugar, es importante ser auténtico y no tener miedo a presentarse vulnerable, pues eso genera confianza y conexión. También en segundo lugar, mostrar interés en lo que los demás tienen que decir abre la puerta a que podamos también sentirnos escuchados y valorados. En tercer lugar, es crucial ser generoso y amable con los demás, porque estos son los rasgos que traen alegría y felicidad a la vida de los otros y motiva la gratitud y la correspondencia.
Selectividad y evaluación
También es clave ser selectivo a la hora de elegir amigos. Los verdaderos amigos deben estar interesados en nuestro bienestar y apoyarnos en alcanzar metas y sueños, y no ser abusivos o manipuladores.
Al elegir amigos, es fundamental tener en cuenta nuestras propias necesidades y limitaciones, y buscar aquellos que sean compatibles con nuestra personalidad, afectos y principios. Por esto, conviene hacer evaluaciones constantes de actitudes, palabras y obras de nuestros amigos para saber qué sitio darle a cada uno. No se trata de tener muchos amigos, sino de contar con buenos amigos.
Los amigos verdaderos son esenciales para nuestro bienestar psicológico y crecimiento personal. Cultivar amistades verdaderas requiere tiempo, esfuerzo y compromiso, pero vale la pena. Al elegir amigos, es importante buscar aquellos que demuestran voluntad en el apoyo mutuo y nos motiven a alcanzar nuestra plena potencialidad, aun haciéndonos ver nuestros defectos y errores, sin juzgarnos.
A decir del famoso autor C.S. Lewis, «la amistad es innecesaria, como la filosofía, como el arte… no tiene valor de supervivencia, mas es una de esas cosas que dan valor a la supervivencia». Así que, no dudes en cultivar ese regalo maravilloso que son los amigos verdaderos.
Escrito por: Pedro Freile, Sicólogo, vía amafuerte.com
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