El fenómeno de las familias que no se guardan nada.
Con casi cien millones de seguidores en Instagram, Kim Kardashian es una de estrellas que más brilla en el mundo de las redes sociales. Según la policía de París, esa luminosidad es la que atrajo a los ladrones que la asaltaron en su cuarto de hotel en octubre del año pasado. La mayoría de las joyas robadas habían sido expuestas por la socialité en sus propias cuentas, estas valoradas por 10 millones de dólares.
La familia Kardashian, es uno de los mejores ejemplos que se pueden encontrar sobre los graves riesgos de exponer nuestras vidas privadas en las redes. En un episodio de Keeping Up With The Kardashians, las hermanas Khloe y Kourtney le hicieron una broma a Kylie Jenner para llamar su atención sobre lo fácil que su ubicación puede ser determinada por el frecuente uso de sus redes sociales.
Un estilo de vida de rockstar
El fenómeno de exponer todos los aspectos de nuestras vidas en redes sociales, sobretodo el familiar, es algo que aparenta ser inofensivo pero que puede traer riesgos a la intimidad de la persona. Muchas familias están exponiendo cada detalle de sus vidas, como celebrar un nuevo nacimiento, lo divertida que fue la reunión familiar, las fiestas, los viajes o simplemente el día a día de la privacidad del hogar, los hijos comiendo, jugando o alguna gracia que hicieron.
En Instagram o en Facebook, la valoración que tenemos sobre el éxito y el fracaso se diferencia por el estricto rigor con que los usuarios nos califican: una foto que refleja un “estilo de vida”; por lo que todos quieren aparentar. Estos espacios se han convertido en el escenario de su propio espectáculo, en el escaparate perfecto para que los seguidores admiren la parte “positiva” de nuestra vida familiar. Creando una visión idealizada de la vida, transformándose en un campo de competencia, donde sus rivales son los instagramers criollos, youtubers, políticos y famosos de la pantalla chica.
Un álbum de fotos nada privado
Cuando las imágenes dan el salto a Internet, dejamos de tener control sobre ellas, pasan a ser públicas y cedemos nuestros derechos. Se escapan también a esta exposición, los momentos tensos o las situaciones ásperas, lado que el álbum familiar nunca mostró. De ahí reside la importancia del control que debemos tener sobre nuestra privacidad.
En Reino Unido existe un fenómeno denominado como oversharing. Se calcula que un niño, al que sus padres se dedican a capturar cada detalle de su vida y exponerlo en redes sociales, antes de cumplir los cinco años tendrá 1.000 fotos en la nube.
En un comunicado emitido por la policía de Francia, se alertaba a los padres que exponían la vida de sus hijos en redes sociales. Ya que muchas páginas de pornografía infantil no utilizan las caras reales y horrorizadas de los niños explotados, sino que las cambian por caras sonrientes que obtienen de niños en Internet.
Ni tan famoso ni un completo desconocido
La clave para compartir nuestra vida familiar en Internet está en fijar criterios. El caso de Melissa Ahor es emblemático. Esta madre recibió críticas por colgar en Facebook la foto de su hija entubada en un hospital tras haber sufrido un coma etílico. Ella aseguró que lo hizo para concienciar sobre los peligros del alcohol. Sin embargo, cada vez que googleas el nombre de Ryleigh Payton aparece en primer lugar esta foto, imagen que la perseguirá para siempre, cuando intente buscar trabajo o cuando alguien quiera saber de ella.
Debemos tener en cuenta que al hacer este tipo de acciones estamos vulnerando la intimidad del otro. Sea cual sea la situación hay que ser prudentes sobre qué estamos dejando inmortalizado. Antes de “compartir” cualquier evento recuerda que esa gran celebración familiar circulará en internet toda tu vida; y tus futuros jefes, tu futura pareja, tus futuros hijos podrán verlo.
Todo exceso es perjudicial, no desaparezcamos de las redes, pero tampoco pretendamos ser algo que no somos. Preocupémonos por nuestra noción de privacidad, su uso y abuso queda en nosotros.
Por: Andrés Elías
Estratega digital
Dotmedia México
www.andreselias.com