Compartir:

«¿Lo estaré haciendo bien?», es una pregunta, que los padres se hacen para valorar la educación que le están dando a su hijo.

Desde el primer momento que un bebé llega a la vida de una familia se experimentan una montaña rusa de emociones e inseguridades. Sobre todo el temor a ser un mal padre o una mala madre.

La psicóloga, Rocío Ramos-Paúl, televisivamente conocida como ‘Supernanny’, ofrece algunos consejos a tomar en cuenta. Esta especialista ha apoyado, en primer lugar, la idea de que “cada niño/a y, por tanto, cada dinámica familiar son diferentes”.

Lo primero que hay que desarrollar, es saber qué implica que un niño sea feliz y esté seguro. Para ello, durante los primeros años la educación tiene que girar sobre tres puntos básicos: hábitos, límites y normas.

En ese punto entra en escena lo que separa, en numerosas ocasiones, la opinión del padre y la madre: regañar. Mientras uno trata de avisar sobre lo que está bien o mal, la otra parte aboga por unas palabras más calmadas, sin levantar la voz. “Hay que alternar distintas formar para que cambie el comportamiento de los pequeños. Pero no se debe tener miedo o respeto a la reacción que tenga el niño, algo de lo que pecan muchos progenitores”.

Ramos-Paúl asegura, que “no se les debe decir siempre a los hijos que todo lo hacen mal, porque eso les hará pensar que son malos y seguirán comportándose de forma incorrecta. Otro ‘truco’ que puede ayudar es que los padres regañen en positivo. Es decir, en lugar de decir «No grites», expresar un «Habla más bajito».

Miedos habituales

Las inseguridades y el miedo que se puedan tener depende de cada padre y madre. La sobreprotección suele ser muy habitual en los padres, primerizos y eso lleva consigo una falta de libertad para que los niños cometan errores y aprendan de ellos. No les permiten equivocarse. Ir siempre de la mano aporta seguridad pero no desarrollo. “Hay mucha sobreprotección, pero muy poca exigencia hacia los hijos”, insiste Ramos-Paúl. Algunos padres se admiran cuando dices que un niño de 3 años puede ayudar a poner la mesa. Si no lo hace desde pequeño, después será muy complicado que tenga esas obligaciones.

 

Vía: ABCFamilia

Compartir: