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Te presentamos la vida de algunas mujeres ecuatorianas que inspiran no solo hoy en el Día Internacional de la Mujer, sino siempre. Mujeres que lucharon por sus ideales y principios. Heroínas que demostraron que no existe un sexo débil y que estarán siempre presentes en la historia del Ecuador y del mundo.

Ana de Peralta

Fue una mestiza que nació en Huachi, Ambato, provincia de Tungurahua. Fue la primera mujer en levantarse y protestar en contra de la Cédula Real, dictada por los reyes de España. En esta se prohibía que en la Real Audiencia de Quito las mujeres mestizas utilizaran prendas indígenas ya que consideraban que atentaban en contra de la decencia. Al mismo tiempo, no permitían que las mujeres mestizas usen vestimentas españolas porque no eran dignas de ellas.

Fue la fundadora del primer movimiento de mujeres en la Real Audiencia de Quito. Su presencia se inscribe con la de otras grandes rebeldes anónimas que lucharon por la libertad y los derechos de la mujer.

En sus vestimentas, portaba una prenda de color azul cielo que se lo asoció como signo de rebeldía. Este color fue tomado como referencia en algunas asociaciones de mujeres en especial de Tungurahua.

Manuela de Santa Cruz y Espejo

Nació en Quito el 20 de diciembre de 1753. Fue considerada la primera mujer periodista ecuatoriana, precursora de la enfermería y pionera de los movimientos sociales y feministas del país. Según estudios, Manuela escribía en el periódico “Primicias de la Cultura de Quito”, bajo el pseudónimo “Erophilia”, que significa amiga del amor. Tuvo acceso a los libros de su hermano, Eugenio Espejo, convirtiéndose en una de las mujeres más cultas de su época.

Manuela no luchó ni participó de las reuniones, pero apoyó totalmente las causas de libertad para el Ecuador. Además, en sus escritos con su pseudónimo, denunció las desigualdades e discriminaciones de la mujer con respecto al hombre. Dio a conocer al pueblo quiteño sus ideas renovadoras que iban en contra del sistema colonial. Asimismo, en calidad de enfermera acompañaba a su hermano Eugenio en las visitas médicas. Estuvo presente durante la epidemia de la fiebre amarilla que devastó a Quito en 1785.

Marieta de Veintimilla Marconi

Guayaquileña que nació el 8 de septiembre de 1855. Fue una política y escritora conocida popularmente como “la Generalita”. Fue primera dama de la nación en el periodo presidencial de su tío Ignacio de Veintimilla. Así también, se encargó del poder supremo en los momentos de ausencia del presidente.

Marieta se convirtió en una de las mujeres con mayor influencia y poder en la historia del Ecuador. Fue símbolo del movimiento feminista a inicios del siglo XX y planificadora urbana de la ciudad de Quito.

Luego de la muerte de su esposo e hijo, Marieta se refugió en la política. Estuvo al mando del gobierno. Se apoyó en el Primer Designado, Leopoldo Salvador, y en el Ministro de Guerra y Marina, Cornelio Escipión Vernaza. Se acostumbró a pasar revisión a la tropa y a levantarles el ánimo con discursos motivadores que hicieron ganar el aprecio y respeto de los soldados.

Rosa Cabeza de Vaca

Hija del Dr. Manuel Stacey Sanz, y Josefa Cabeza de Vaca. En 1903 esta mujer sorprendió a las autoridades del Colegio Mejía en Quito, cuando solicitó ingresar al mismo. En aquella época en la institución únicamente estudiaban hombres. No obstante, Rosa ingresó al plantel y fue la primera mujer que se graduó de bachiller en el Colegio Mejía.

Rosa Elena Tránsito Amaguaña Alba

Nació en Pesillo, provincia de Pichincha el 10 de septiembre de 1909. Es considerada como uno de los referentes del feminismo de principios del siglo XX del Ecuador y activista indigenista ecuatoriana.

A los catorce años, fue obligada a casarse. Luego comenzó a asistir a reuniones en Quito para defender la causa indígena. En 1936, los indígenas lograron que el Código de Trabajo, reuniera por primera vez una serie de normas para reglamentar el trabajo agrícola, las relaciones entre peones y patrones y la defensa de las tierras comunales. 

En sus viajes a Quito, Tránsito entabló amistad con Dolores Cacuango. Ambas, a partir de 1946, organizaron las escuelas bilingües indígenas, con el apoyo de la dirigente política y maestra Luisa Gómez de la Torre. Su capacidad de liderazgo la llevó en 1962 a representar a los indígenas del Ecuador en la Unión Soviética y en Cuba.

Ganadora del Premio Manuela Espejo de Quito en 1997 y del Premio Nacional de Cultura Eugenio Espejo en 2003, su vida constituye un testimonio ejemplar de la labor de los movimientos indígenas campesinos en el Ecuador.

Por: Redacción Vive!

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