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¿Es factible o no el poder negociar con Dios en época de navidad?

 

En este mes tan hermoso, cuando todos nos abrazamos, nos damos regalos, nos visitamos, hacemos reuniones, vienen los amigos de lejos, los familiares los intercambios en el trabajo, las reuniones con los compañeros de escuela, de colegio… y estamos con el corazón sensible, es entonces bueno preguntarse: ¿Estoy preparando mi corazón para recibir al Niño Dios? ¿Esta fiesta es la celebración de las compras o verdaderamente voy a celebrar el cumpleaños de Jesús?

 

Dios habla «bajito»

Hace algún tiempo durante un adviento, alguien acertadamente dijo “Dios habla bajito, por eso hay que hacer mucho silencio para escucharlo”… y vino a mi mente un momento que recuerdo… porque, al igual que muchos otros, me marcó un camino en mi crecimiento espiritual… y por supuesto, en este tiempo de espera.

Una mañana, durante la misa a la que suelo ir los domingos, el Padre Eduardo, de quien admiro su forma de hablar de Dios y la forma en que tenemos que interpretarlo a él, comentó: “el momento de la comunión, es un tiempo para negociar con Dios, es ahí cuando debemos aprender a escuchar”.

 

 

Ofrécele a Dios lo mejor de ti

A pesar de ir a misa, domingo a domingo, y de “tratar” de cumplir con lo que Dios espera de mí (cuánto me encantaría no volver a flaquear)… nunca se me había ocurrido plantearme una locura tal como: “negociar con Dios». ¿Cómo iba a ser eso posible? ¿Cómo yo iba a negociar con Dios… si ese término me suena tan terrenal?

Me propuse intentarlo inmediatamente… y cuando me di cuenta… ya estaba haciéndolo. Entendí que negociar con Dios no es otra cosa que OFRECER mil veces ofrecer, ofrecerle un cambio, ofrecerle perdón, ofrecerle despojarnos de lo innecesario, ofrecerle ayudar a nuestros padres, ofrecerle ser más pacientes, ofrecerle aceptar sin discutir. En la medida en que uno aprende a ofrecer y DAR… es cuando Dios nos dará también. Pero no es tan fácil… porque Dios habla «bajito», y uno debe escucharlo con el corazón, abrir el alma y dejarlo entrar.

 

 

¿Cómo negociar con Dios en navidad?

En este tiempo mágico, de luces y colores… de cenas y chocolates… ¿por qué no ponerle luces a nuestro corazón, adornar nuestra alma de reconciliación? ¿Por qué no confesarnos nuevamente? ¿Por qué no abrazarnos con quienes estuvimos distanciados? ¿Por qué no llamar a ese amigo enfermo? ¿Por qué no ayudar en lo que más podamos en el trabajo? ¿Por qué no vivir con más humildad? ¿Por qué no rezar por esa persona que no nos ha mirado bien recientemente?

Los invito a negociar con Dios, OFRECIÉNDOLE lo que nos nazca del corazón… a entrar en una conversación personal y divina, volviendo a ser los niños que pedían a la mamá o al papá sin reparo… No hay que temer a pedir, pero siempre hay que recordar agradecer primero. A Dios le gusta que se le pida pero hay que pedir lo concreto… pedir con el corazón… pero también… escuchar la respuesta de Dios.

 

 

Escrito por: María Paulina Ulloa / Instagram: @cuentosdePia / Celular:0990010016.

 

 

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