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Para todos los casados y los que tienen planes de casarse, el matrimonio es un gesto de entrega y compromiso por amor. ¡Lee y comparte!

En lo que defendemos manifestamos nuestro apoyo a la concepción conyugal del matrimonio como una unión integral de personas: una unión de corazones, mentes y cuerpos en la que los esposos logran una verdadera unión corporal orgánica.

En estas notas, queremos extraer algunas de las principales ideas que hay detrás de esa concepción, desarrolladas durante la última década por Robert P. George, Sherif Girgis y Ryan Anderson en varios artículos y libros, y según lo que ya han adelantado los diálogos de CanaVox en todo el mundo sobre el significado del matrimonio.

Para empezar, existen dos definiciones opuestas de matrimonio, una basada en el consentimiento y otra que es la visión integral del matrimonio.

La visión del matrimonio basada en el consentimiento esencialmente sostiene que el matrimonio requiere:

  • Consentimiento y compromiso (aunque no necesariamente permanencia).
  • Dos personas que se sumen a la unión (algunos piensan que podrían ser más).
  • Una intensa emoción romántica. Que tu pareja sea tu «persona número 1 y 2».

En cambio, la unión integral o visión conyugal requiere una unión de varias dimensiones de nuestro ser. Requiere:

  • Una unión de corazones, mentes/voluntades y cuerpos entre un hombre y una mujer.
  • Intrínsecamente orientado hacia la creación de hijos.
  • Que se una (1) permanentemente (toda la vida) y (2) de manera exclusiva.

 

MATRIMONIO 1

 

La unión de corazones, mentes/voluntades y cuerpos entre un hombre y una mujer

Otra forma de referirse a la concepción «basada en el consentimiento» del matrimonio es la visión del «alma gemela» o la «revisionista».

Seguimos a los autores en el uso de una comprensión histórica del matrimonio como «integral» o «conyugal» y preferimos no utilizar otros términos que se emplean a menudo, como “matrimonio tradicional» o “matrimonio institucional».

Tradicional tiene muchas connotaciones y puede ser levemente despectivo en la relación entre los sexos.

El matrimonio institucional puede transmitir la idea de que el matrimonio es una creación del estado, cuando surge naturalmente en sociedades que razonan sobre los derechos y deberes naturales que se deben a la madre, al hijo y al padre en su triángulo procreativo.

Con todo, el nuevo nombre «matrimonio integral» llega al corazón de lo que es esencial en el matrimonio sin el bagaje de otros adjetivos.

Aquí, el elemento más importante es la unión corporal. Mientras que el resto de las formas de amistad pueden incluir una unión de corazones, mentes y voluntades, sólo en el matrimonio los cónyuges pueden alcanzar la verdadera unión orgánica de los cuerpos.

 

MATRIMONIO 2

 

El matrimonio es más que una unión

Girgis, George y Anderson explican lo que significa una unión orgánica (o unión de órganos). Primero destacan otros órganos del cuerpo humano, por ejemplo, los pulmones, el corazón o el estómago, y observan que, en relación a la respiración, la circulación o la digestión, nuestros sistemas biológicos son autosuficientes y completos. No se necesita el pulmón de otra persona para respirar, o el estómago de otra persona para poder digerir.

Sin embargo, en el caso de la reproducción, estamos incompletos. Cada persona tiene sólo una parte de los órganos sexuales necesarios para la procreación. Hemos perdido de vista la extraordinaria singularidad y la maravilla del sistema reproductivo, en el que se necesita del órgano de otra persona para convertirse en un organismo completo capaz de procrear. (Imagínense, por analogía, si se necesitaría abrazar a alguien y conectar ambos corazones para que la sangre pudiera circular.) En el acto sexual, hombre y mujer forman un solo organismo; una única unidad reproductiva; una real (y no metafórica) «unión de la carne».

Puesto que la concepción basada en el consentimiento carece de unión sexual, plantea que el matrimonio sea como cualquier otra relación de amistad o de compañerismo, solo que en una versión más intensa.

En lugar de entender el matrimonio correctamente como un tipo de relación diferente, la visión basada en el consentimiento sólo ve en él una diferencia de grado: el matrimonio tiene lo que tienen las demás relaciones, pero en mayor grado. Esto hace que sea muy difícil regular por ley, porque, técnicamente, un dúo madre- hija puede pretender estar casado, al igual que los hermanos, tríos, redes de poligamia y un sinnúmero de otras relaciones que satisfagan los requisitos basados en el consentimiento.

Otro requisito del matrimonio conyugal que mencionamos de pasada, puesto que hoy no está sujeto a gran controversia, es lo necesario de una unión de «deseos», o que el matrimonio sea voluntario, que se haya acudido libremente a él. Si el novio o la novia se casan con algún tipo de coerción, entonces es un tipo de unión falsa, una farsa. 6 Compartimos con nuestros adversarios la necesidad del consentimiento en la definición de matrimonio; y las tres principales religiones del mundo -Judaísmo, Cristianismo e Islam-, sostienen que un matrimonio forzado es un matrimonio inválido.

 

MATRIMONIO 3

 

El matrimonio intrínsecamente orientado hacia la creación de hijos

El acto que une el cuerpo y el alma de una pareja, hacer el amor, también es un acto reproductivo, aunque no todo acto sea efectivamente reproductivo. Por lo tanto, el matrimonio está intrínsecamente orientado hacia (o apunta al objetivo de) los hijos.

Por lo tanto, aunque la visión del matrimonio “basada en el consentimiento» obtiene su título y nombre de un acto libre de consentimiento, no significa que el consentimiento no sea importante o que no exista en la visión integral.

En épocas pasadas, los defensores del matrimonio subrayaron mucho más la condición voluntaria del mismo, cuando los debates se centraban en la validez de los matrimonios concertados o en la posibilidad de los matrimonios infantiles, ya que los niños no tenían la edad suficiente para entenderlo/consentir a lo que estaban haciendo.

Ahora, la elección individual y la autonomía están enormemente valoradas, por lo que el consentimiento -como condición para el matrimonio- no está hoy en tela de juicio.

Dicho esto, los hijos no son necesarios para tener un matrimonio real y completo. Los hijos enriquecen lo que ya está completo, los cónyuges unidos. Ellos coronan el matrimonio. Son «participantes perfectos en la comunidad orgánica (es decir, la familia) que se establece gracias al matrimonio de sus padres».

Por eso decimos que el matrimonio está «orientado» hacia los hijos, pero no que un matrimonio deba tener hijos para ser un auténtico matrimonio. De lo contrario, la unidad de los cónyuges sería un mero medio en pro de la procreación, que es falso. El matrimonio es un fin en sí mismo.

Por lo tanto, las parejas que sufren de infertilidad están completamente casadas, porque están unidas en todas las dimensiones esenciales de su ser y han orientado sus acciones hacia la creación de los hijos, aunque su relación matrimonial no tenga como resultado la concepción. Desde el punto de vista de la ley natural, son un matrimonio completo.

 

MATRIMONIO 4

 

Que se una (1) permanentemente (toda la vida) y (2) de manera exclusiva

Debido a que es integral, o total, que no deja nada atrás, los cónyuges también deben prometerse exclusividad sexual y permanencia. La totalidad de la unión significa que dura en el tiempo (es permanente) y en todo momento (es exclusiva)8.

La promesa es esencialmente una promesa de no rendirse nunca, una promesa de amor incondicional – en la salud o en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, cuando se sientan o no tentados de irse con otros – para cuidar del crecimiento del otro hasta la vejez. Esto quiere decir que la promesa de permanencia se hace primero por el bien de los adultos que forjan la unión.

Sin embargo, la promesa de exclusividad y permanencia se ve incrementada con cualquier hijo nacido de su unión. Puesto que se tardan décadas en educar y criar a los hijos, y que estos se benefician de la unión de sus padres hasta la edad adulta, el matrimonio tiene una lógica interna de permanencia; los hijos refuerzan la norma de un compromiso duradero.

Dicho de manera negativa, el divorcio priva a los hijos de su familia biológica intacta, y la infidelidad roba la atención de los padres al cónyuge y a los hijos en favor de amantes y posiblemente de niños de otras relaciones. Los hijos son la razón principal por la cual, desde el punto de vista del estado, los matrimonios deben ser duraderos y estables.

La estabilidad del matrimonio… garantiza la mejor manera de que los hijos conozcan el amor comprometido de aquellos cuya unión los trajo a la vida. Les da la mejor oportunidad de convertirse en personas sanas y felices, lo que afecta a todo el resto de los bienes sociales. Por eso todas las sociedades con la más mínima ambición de prosperar tienen vínculos sexuales entre hombres y mujeres socialmente regulados: para apuntalar la estabilización de las normas matrimoniales, en las que descansa el orden social.

 

MATRIMONIO 5

 

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