Agradece a quien tienes a tu lado porque inconscientemente complementa contigo.
Este camino que llamamos vida, nos brinda experiencias en las relaciones afectivas necesarias para nuestro crecimiento. En este desarrollo personal, la pareja puede ser un verdadero “maestro” en nuestra vida, puesto que nos da la oportunidad ideal para vivir el autodescubrimiento a nivel personal y de pareja.
Una perspectiva menos dual
Este crecimiento personal puede permitirnos percibir una ruptura amorosa, desde una perspectiva de búsqueda y no de dolor. Generalmente, el proceso de búsqueda lo hemos hacemos de forma inconsciente y de forma externa. ¿Quién no ha tomado un viaje, para desvincularse de alguna situación difícil?, ¿quién no ha aplicado el famoso dicho “un clavo saca, otro clavo? o ¿quién no ha cambiado su forma de verse o vestirse? Estos solo son algunos ejemplos que denotan nuestra constante búsqueda, hacia una mejor versión de nosotros mismos. Sin embargo, ¿qué pasaría, si te aseguro que la respuesta la tienes más cerca de lo que piensas?
Este pensamiento menos dual nos invita a prenguntarnos el “para qué” de lo que sucede en nuestra vida. El simple hecho de no sentirnos desvinculados de todo lo que nos pasa o nos rodea, nos da la oportunidad de ser observadores activos, y no jueces de nuestras experiencias. Esto podemos lograrlo haciéndonos preguntas como: ¿para qué llegó esa persona a mi vida?, ¿qué fue lo que aprendí de él/ella?, ¿para qué necesitaba vivir esto?, ¿para qué quiero una pareja?… Indagar en esta dirección nos llevará a darnos cuenta de aquello que necesitabamos aprender sobre nosotros mismos.
¿Qué nos impulsa a iniciar una relación?
Responder esta pregunta lleva un poco de todo: química, biografía emocional, infancia, programas familiares… Si juntamos todo eso y le agregamos la necesidad física de compañía y muchas veces de sanar heridas del pasado, podemos llegar a proyectar así nuestras necesidades emocionales y nos “enamoramos” exactamente de aquello que necesitamos para nuestro crecimiento o alcanzar un nuevo nivel de conciencia.
Muchas veces vemos cómo “repetimos relaciones” pero con diferentes rostros. Decimos frases como “a mí siempre me tocan hombres mujeriegos”, el vivir repetidas veces una experiencia sucede porque nosotros estamos estancados emocionalmente en una carencia interna, la cual nos hace repetir perfiles del pasado hasta que tomemos conciencia de esa carencia emocional que hay que sanar.
No son errores, son lecciones
Como decía el Psicoanalista Carl Jung: “aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de sus vidas, fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido”.
En definitiva, como seres sociales siempre buscamos estar con alguien, lo importante es asegurarse de entender el propósito de cada persona que llegue a tu vida. No porque una relación termine quiere decir que haya sido “mala”, las únicas experiencias que las puede tachar como negativas son de las cuales no pudimos aprender, así nos mantendremos en un círculo de experiencias similares hasta que tomemos conciencia de esto.
Por Andrés Borbor C.
Psicólogo general
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