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¡«Pasar solo» san Valentín no es como lo pintan! Te compartimos cuatro ideas para poner color a la fecha.

¿Te sientes solo en el día de san Valentín? Quisiera compartirte algunas ideas que podrían ayudarte a reconsiderarlo.

Hoy día hay personas que llegan a ver en su soltería un problema a solucionar, como si el tiempo solo no tuviera un fin dentro del plan de Dios. Si ese es tu caso, aquí te diré por qué la soledad en sí misma – no solo en el día de san Valentín – no es un problema.

Desde el inicio alguien pensó en ti

Cuando éramos pequeños, a todos nos inquietaba pensar quién estaría atento a nosotros, quien respondería a nuestras necesidades más básicas. Y en ocasiones podríamos sentirnos solos. Con el tiempo, podemos entender que un hijo de Dios jamás ha estado ni estará solo, pues el mismo Dios del mundo nos ha llamado de modo singular a una relación personal con Él.

¡Nuestra alma tiene una proyección hacia la eternidad! ¡Fuimos hechos para el Cielo! El hecho de saber que hay alguien que ha pensado en ti, y que tu vida está hecha para la eternidad significa que eres portador de una promesa.

Dios se ha ilusionado con nosotros desde la creación del mundo entero. Eso ya nos sitúa en un lugar de mayor esperanza: no soy invisible, Dios se ha fijado en mí y eso me recuerda que jamás estoy solo, pues hay una promesa detrás de mi vida que me sostiene.

«Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo» (Mt. 28,16).

 

 

El amor tiene diferentes expresiones

Muchas veces reducimos el amor que experimentamos al amor de pareja. Es verdad que el amor de una pareja nadie lo puede llenar. Como tampoco alguien podrá llenar el lugar afectivo que tienen los padres en la vida de los hijos.

Sin embargo, aunque anhelemos ese amor exclusivo con alguien, podremos esforzarnos por cultivar el amor que tenemos por otras personas. Empezando por cultivar el amor del Señor. ¡Cuánto aprenderíamos del verdadero amor si pasáramos más tiempo con Jesús delante del sagrario! Con humildad puedo decir que mis mejores lecciones de amor las he tenido delante del sagrario. Y puedo decirte ¡cómo cambia esto la dinámica del amor en mi vida!

No podemos pretender resolver la soledad que experimentamos afectivamente por la ausencia de otros, si primero no nos dejamos tocar por el amor infinito de Nuestro Señor. No es posible vivir sin cultivar este amor.

Por eso es tan necesario abrir las puertas del propio corazón a Dios cuantas veces sea necesario en la confesión, en la Eucaristía y en la oración. Muchas veces la raíz de la soledad en la experiencia del amor no es el hecho de tener o no una pareja, sino el modo como vivimos el amor. Este muchas veces no vivimos como Dios nos lo pide, porque no le damos el espacio al Amor para que nos hable del amor

Esforcémonos por vivir también el amor con nuestros amigos y familiares. Un verdadero vínculo de amistad nos muestra también otras dimensiones del amor que necesitamos interiorizar: saber compartir, buscar el bien del otro, cuidar el corazón del otro, corregir fraternalmente, etc.

Insistimos, nadie puede llenar el amor que nos podría dar una pareja. Pero sí que anhelamos salir al encuentro de otros en el amor y sentir la comunión con los demás. Sabemos vivir sin una pareja, pero lo que no sabemos es vivir sin amor.

Muchas veces nos quedamos lamentando lo que no tenemos y por eso sentimos que nuestra vida no es tan buena como debería o como la vida de otros. Pero lo que no vemos es lo mucho que en sí ya hemos recibido de Dios.

 

 

Ten una mayor vida de gracia

Lamentablemente, para muchas personas – de diferentes momentos del ciclo vital – hoy por hoy la vida de gracia tiene poca o ninguna importancia. Por ello, dejamos de lado la importancia de la comunión con Dios, que es la principal de todas (comunión con Dios, conmigo mismo y con los demás).

Olvidamos que en la medida en que me acerque a Dios, me acercaré más auténticamente a mí mismo. Y, al estar más cerca de mí mismo, saldré al encuentro de los demás.

Por eso, empecemos a llenar nuestro corazón de ese amor infinito. Así entenderemos cada vez mejor lo que significa la comunión y así entender que no estamos, ni estaremos, jamás solos.

 

 

¡No te estreses por san Valentín! Y vive los procesos

Esta palabra no va muy bien con nuestro mundo actual. Estamos metidos en la cultura de la inmediatez. Todo en la vida, y más con el Señor, requiere procesos. Dios no nos lleva de prisa por la vida, sino paso a paso. Así entendemos muchas veces las realidades más esenciales, que en ocasiones permanecen ocultas a nuestros ojos.

 

 

Escrito por: Gary Siuffi e Isabela Cañas, vía Catholic-Link.

 

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