La Iglesia Católica acepta la veracidad del informe del Gran Jurado de Pennsylvania.
El reporte señala a más de mil víctimas de abusos sexuales y encubrimiento institucional de los abusadores. ¿Qué pensar de esto? ¿cómo reaccionar?
La investigación: hubo encubrimiento
El pasado 14 de agosto, el fiscal general del estado de Pennsylvania (EUA), Josh Shapiro publicó un informe de más de 1,300 páginas sobre los abusos sexuales cometidos en seis de las ocho diócesis de ese estado. Su conclusión: hubo abusos y encubrimientos sistemáticos durante los últimos 70 años.
Se trata de una investigación llevada a cabo durante casi dos años por un Gran Jurado. El informe identificó a 301 sacerdotes predadores, con nombre y apellido, junto con más de mil menores que sufrieron abusos.
El documento indica que los abusos van desde los maltratos hasta las violaciones, “pero todos fueron menospreciados, en todas las partes del Estado, por los líderes de la Iglesia que prefirieron proteger a los abusadores y su institución principalmente”. (Vatican Insider, 14 ago. 2018)
Una gran vergüenza
Ese mismo día, el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de EUA, el cardenal Daniel N. DiNardo publicó una declaración, en la que reconoce la veracidad del informe de Pennsylvania. Además, agradeció la valentía de quienes compartieron sus historias personales de abusos. “Estamos avergonzados y lamentamos los pecados y las omisiones de sacerdotes católicos y obispos católicos”, admite.
El texto señala que, a través de los organismos de control creados y progresivamente reforzados en 2002, 2011 y 2018, los obispos norteamericanos “continuarán ofreciendo caminos de sanación para quienes han sido abusados” y se comprometen “a trabajar con determinación para que tal abuso no pueda suceder”.
Dos días después vino la respuesta del Vaticano. El director de la Sala de Prensa de la Santa Sede Greg Burke, dijo que ante este informe:
Dos son las palabras que pueden expresar lo que se siente frente a estos horribles crímenes: vergüenza y dolor.
Añadió Burke que “las víctimas deben saber que el Papa está de su parte. Los que han sufrido son su prioridad, y la Iglesia quiere escucharlos para arrancar este trágico horror que destruye la vida de los inocentes”.
La Iglesia sí ha cambiado
Junto a las reprobables acciones que describe el documento, hay también un punto luminoso, pues el texto del Gran Jurado de Pennsylvania reconoce que las políticas internas de las diócesis sobre el tema de abusos “han cambiado mucho en los últimos 15 años”.
El informe señala que “parece que la Iglesia está avisando con mayor rapidez a las autoridades civiles cuando hay una denuncia de abuso. Se han introducido procesos de revisión interna. Las víctimas ya no son tan invisibles”. Sin embargo, aún no desaparecen los abusos contra menores en la Iglesia.
Estas afirmaciones, según Burke, “son coherentes con anteriores estudios que han demostrado que las reformas hechas por la Iglesia Católica en Estados Unidos han reducido drásticamente la incidencia de los abusos cometidos por el clero”.
Jesús dijo: “la verdad los hará libres” (Juan 8,32). La primera verdad es el dolor de las víctimas y de sus familias. Ante ese dolor, es obligatorio hacer justicia; ante ese sufrimiento es indispensable pedir perdón con sinceridad.
Como fiel católico, me llena de esperanza ver que la Iglesia reconoce los graves errores de encubrimiento de clérigos pederastas y pide perdón, pues una parte importante de la renovación eclesial advendrá con esta purificación.
Por: P. Luis-Fernando Valdés
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