Noviazgos y matrimonios es algo que se está volviendo poco común… la tendencia actual muestra que existe miedo al compromiso.
Existen muchas razones por las cuales le podríamos tener miedo al compromiso y a dar el “siguiente paso” en el noviazgo. Sin embargo, más que una razón, en la mayoría de los casos suele ser una mezcla de razones.
Razones por las que le tememos al compromiso
A continuación, te comparto algunas de ellas:
No sabemos lo que verdaderamente significa el compromiso
Cuando hablamos de compromiso, por lo general lo solemos pensar en que es una decisión que afectará para siempre mi vida, y de la cual no podré cambiar de opinión. Esta visión no solo está incompleta, sino que, además, pierde el enfoque principal de lo que es el verdadero compromiso.
El compromiso es tomarse genuinamente en serio, buscar lo mejor para la persona amada. Es poder ver todo lo que le interesa a mi pareja, y hacerlo para mí tan importante como lo es para ella. Es involucrarme en su bienestar, y buscarlo tanto como busco el propio.
Todo esto es el compromiso. Pero, además, lo es en un sentido bidireccional, es decir: yo busco lo mejor para ti, mientras tú buscas lo mejor para mí. Ya no suena tan mal el compromiso de por vida con esta nueva definición, ¿verdad?
No hemos vivido el noviazgo con el enfoque correcto
Cuando se vive el noviazgo en “automático” y sin tener conciencia sobre lo que es y sobre el enfoque que le debemos de dar para vivirlo correctamente, no logramos discernir correctamente si se trata de la persona correcta para compartir nuestras vidas y formar una familia.
El compromiso, ese querer tomarnos en serio la búsqueda de la felicidad del otro, es algo que se construye en el día a día: en los detalles y en la entrega. Se parece al modo en que se construye una casa, ladrillo a ladrillo; cuando está terminada, querer habitar en ella es la consecuencia natural.
Pero, si no vivimos el noviazgo con el enfoque correcto, es como si construyéramos la casa sin tener claro qué se desea construir, ni cuáles son los pilares, ni cómo colocar el techo.
Después de un tiempo, toda pareja comienza a cuestionarse si se va avanzando en la relación, y claramente generará mucha mayor inseguridad dar el paso si no se construyó a conciencia, con discernimiento. ¿Te animarías a irte a vivir en una casa que se construyó sin saber qué se estaba construyendo? Creo nadie lo haría.
Miedo a equivocarnos y salto de fe
Construir a conciencia la relación ayuda tener razones y certezas. Sin embargo, aun así, no podemos ver el futuro. Por ello, tarde o temprano, al comprometerse y querer avanzar hacia el matrimonio, es necesario un salto de fe.
El miedo a equivocarnos es natural, y, de hecho, es señal de que se estás logrando dimensionar lo que implica dar este paso. Sin embargo, como en todas las decisiones importantes y trascendentes en la vida, cuando tomamos una decisión de este calibre, siempre será necesario dar un salto de fe.
Y ese salto de fe, será mucho mejor cuando se ha construido el noviazgo a conciencia, cuando se lo ha vivido de forma correcta, y cuando ambos en la relación han dado lo mejor de sí mismos.
Heridas emocionales no resueltas
Uno de los principales motivos de tener un miedo aversivo al compromiso suele ser heridas emocionales no resueltas. Muchas veces, las personas vienen de relaciones que o de historias y experiencias de dolor que los han marcado, y que les ha generado miedo a entregar su corazón por completo.
No hemos comprendido del todo cómo funciona el amor
El fuego y el calor no pueden separarse; si hay fuego, por consecuencia, habrá calor. Lo mismo sucede con el amor verdadero: cuando se ama, se despierta en el corazón el anhelo sincero de buscar la felicidad de la persona amada.
El amor de tu vida no se encuentra: se construye
Hollywood nos ha hecho creer que el amor de tu vida te lo toparás y que, por el simple hecho de existir, todo se resolverá sin esfuerzo ni dificultades. Esto es un concepto que hace vender boletos de cine, pero destruye matrimonios.
Al final de todo, cualquier pareja que decida comprometerse y casarse tendrá que esforzarse, tendrá que entregarse día a día, tendrá que buscar ver por el bienestar de la pareja. Spoiler alert: esto será difícil y, en ocasiones, cansador. Pero también será una de las experiencias de mayor plenitud, pues estarás viviendo el propósito de tu vida: amar.
Amar requiere compromiso, entrega y renuncia al egoísmo. ¿Es difícil? Sí. Pero vale la pena, y vale la vida vivir así. Así que no tengas miedo de comprometerte, pues al final, comprometerte es decir SÍ a querer hacer sonreír todos los días, a la persona que más amas.
Escrito por: Rodrigo «Roy» Pérez, mercadólogo por profesión, escritor y conferencista por pasión.
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