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Los tiempos y los cambios tecnológicos avanzan a gran velocidad. Por eso, vivimos en un mundo que requiere de jóvenes con habilidades diferentes a las que estamos acostumbrados.

Ser una persona creativa, con mirada amplia y ganas de trabajar en equipo, con capacidad para resolver problemas y flexible son claves en un escenario laboral que irá mutando permanentemente en los próximos 20 años.

Drones repartidores de encomiendas, robots que cobren los peajes, camiones que se conducen automáticamente e ingenieros especialistas en teléfonos inteligentes son parte de un mundo que está a la vuelta de la esquina. Uno en el que primarán también los equipos de trabajo multidisciplinarios y en los cuales las habilidades blandas serán fundamentales para los adolescentes de hoy.

Si en algún minuto las mejores notas del curso o la mayor cantidad de materia y conocimientos acumulados hacían la diferencia, el futuro laboral estará marcado por aptitudes como ser innovador, flexible, capaz de resolver una amplia diversidad de problemas, conciliador, creativo, reflexivo y perseverante.

Para el decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo, Matías Lira, las empresas buscan, cada vez más, profesionales que tengan una alta capacidad de adaptación. “El viejo ícono tradicional del trabajador que podía realizar bien una cosa y se hacía experto en ella, hoy es reemplazado por el de aquél que tiene gran flexibilidad y adaptabilidad, en un mundo donde se debe tener la capacidad de aprender y adecuarse”, afirma.

Como las empresas y organizaciones se han ido complejizando, requieren de personas que sean capaces de trabajar en equipo y adaptarse a la diversidad. Los jóvenes deberán desempeñarse en grupos en los cuales convivirán abogados con dentistas, diseñadores y profesores, por nombrar solo algunas profesiones, todos con intereses culturales distintos y en los cuales se necesitará una mirada amplia para desenvolverse con soltura y tranquilidad.

“Ser un profesional interdisciplinario es contar con la capacidad de que tú, habiendo estudiado algo determinado, sepas integrarte a equipos en los cuales el enfoque sea distinto a tu profesión de origen e incluso a tu mirada general”, señala Matías Lira. En ese sentido, agrega el académico, la adaptación se puede evidenciar en el manejo y gestión de la diversidad, sobre todo cuando se ha demostrado que, en general, los equipos diversos y menos homogéneos son más efectivos.

Creatividad y reflexión

Para Patricio Angonoa, gerente general del Family Office Wild Patagonia, uno de los aspectos importantes en los que se debe preparar a los adolescentes para sus futuros trabajos tiene que ver con la creatividad. Esta debiera ser vista como una habilidad que se puede aprender y que permite improvisar con éxito en un mundo complejo.

“Debe ser un tema central desde el colegio. Es ahí donde ya se debieran dar herramientas a los alumnos para que la vayan modelando. Es algo cada vez más necesario, que no tiene solo que ver con las artes, sino con saber encontrar nuevas soluciones a los problemas, con cómo utilizar los recursos de la mejor manera e incluso en cómo manejar equipos diversos”, comenta.

Angonoa destaca al pensamiento crítico como otro aspecto relevante para los adolescentes de hoy y trabajadores del mañana. “Se trata de ser capaz de analizar situaciones internas y externas, parar y reflexionar acerca de ellas. Desarrollar un pensamiento crítico y sistémico es cada vez más importante. Por lo mismo, las habilidades blandas cobran cada vez más fuerza y, a mi juicio, son las habilidades del siglo XXI”, señala.

La psicóloga María José Lacámara destaca también a la reflexión como una habilidad importante para el desempeño laboral. “Como padres y profesores tendemos a dar las respuestas a todo lo que se debe hacer y a darles el discurso de lo que creemos que es correcto, pero no los invitamos a tener una conversación que implique reflexión y desarrollar la capacidad en los jóvenes para que encuentren alternativas de solución a sus propios problemas”, apunta.

Para Matías Lira, la falta de reflexión es una característica de las nuevas generaciones, que están acostumbradas a tomar decisiones rápidas. “Son muy opinantes. Sin embargo, para generar una buena opinión hay que tener fundamentos y muchas veces lo que nos pasa en las universidades es que los alumnos no entienden o desprecian los ramos que tienen que ver con desarrollarlos, porque para ellos no tienen una aplicación práctica. El punto está en hacerlos entender que no todo es práctico, sino que hay algunos elementos que van construyendo la manera de pensar y que luego permiten abordar los temas de manera más efectiva”, comenta.

Resolución de conflictos

María José Lacámara agrega también que es fundamental educar a los hijos o alumnos para que sepan resolver conflictos: ser persistentes en superar obstáculos, mirar los problemas de frente y aprender a afrontarlos por sí mismos.

Esto es clave en tiempos en que la tecnología cambia permanentemente, dice cómo llegar a un lugar, permite terminar un pololeo sin mirar a la cara y, muchas veces, inhibe en las personas la posibilidad de conectarse con el mundo en forma real. “En un mundo que requiere cada vez más estar atentos a todo, por la velocidad a la que se vive, nuestros adolescentes deben ser autónomos y tener la capacidad de pensar profunda y rápidamente en la búsqueda de soluciones alternativas”, afirma está psicóloga. Para ello, recomienda que diariamente los padres y educadores les realicen preguntas abiertas a los jóvenes, que los inviten al diálogo familiar, los haga reflexionar y pensar.

La tarea no es fácil, pero apunta a formar adolescentes inquietos, capaces de mirar a su alrededor y darse cuenta de que el mundo avanza rápidamente. Que necesitan tener una mirada amplia para entender, trabajar y adecuarse a los cambios de manera exitosa. El mundo necesita cada vez más de nuevas generaciones con gran autonomía y una mente creativa en todo sentido: para superar obstáculos, dirigir equipos, perseverar y colaborar.

Por Priscilla Heiss, vía HacerFamilia.cl

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