La pubertad, que se da aproximadamente entre los ocho y catorce años y que comprende cambios biológicos, es parte de la adolescencia.
Mientras que la adolescencia comprende integralmente cambios no solamente físicos, sino también psicológicos o emocional, como la búsqueda de identidad, la capacidad de autonomía y cambios en las relaciones sociales y afectivas.
En los últimos años, en la intervención psicológica se observa un incremento de los motivos de consultas en la pubertad y adolescentes, en referencia a la ideación suicida (fantasías o planes suicida, aunque no siempre se llevan a cabo, dependiendo del caso y frecuencia de los pensamientos), o comportamientos suicidas como el intento de quitarse la vida o efectuar comportamientos de alto riesgo. . Los conceptos de ideación y comportamientos suicidas son dos conceptos relacionados, aunque diferencias en su manifestación y gravedad, convirtiéndose en una problemática compleja que requiere ayuda profesional. Cabe mencionar que existen conductas suicidas impulsivas, donde no necesariamente hubo una idea suicida.
Los posibles factores de riesgo de comportamiento suicida son multicausal, que pueden deberse por ser víctima de Bullying (acoso escolar), problemas familiares como la separación de los padres o violencia intrafamiliar, consumo de sustancias legales o ilegales, antecedentes familiares de suicidio o problemas mentales.
La consulta psicológica ha permite recoger como información las dificultades que algunos adolescentes expresan. Por ejemplo, refieren un sentido de identidad menos sano, es decir, distorsión en sus ideas o inestabilidad en saber quiénes son y para qué existen. Una autoimagen negativa de sí mismo. Dificultades para identificarse con un grupo de su edad, sentimientos de soledad y desesperanza.
Señales de alerta de riesgos de suicidio en niños y adolescentes.
Cada persona es única, y no siempre los niños y adolescentes exteriorizan sus pensamientos y sentimientos. Sin embargo, es necesario prestar atención a las señales de alerta de riesgo suicida, como son los cambios de comportamiento, el aislamiento, la irritabilidad y la pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba, ya que estas señales pueden estar ocultas en los cambios propios de la etapa de la adolescencia. También es importante observar antecedentes de autolesiones y depresión. Si se evidencian signos de comportamientos suicidas, debe buscarse ayuda inmediata con profesionales de la salud mental, ya que es un signo que refiere que la persona está batallando frente a una crisis o dolor emocional de intensidad grave.
Prevención del suicidio en la pubertad y adolescencia.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) sostiene que los factores protectores ayudan a las personas a que sea menos probable que contemplen el suicidio, lo intenten o mueran a causa de ello.
Al igual que los factores de riesgo, los factores de protección son distintos en cada ser humano, por ello es imprescindible hacer prevención desde varios aspectos.
- La familia debe ser un escudo de protección para la prevención del suicidio
El entorno familiar debe favorecer la salud mental de sus miembros, y prestar apoyo en las dificultades emocionales y mentales que puede presentar un niño o adolescente en temas de pensamientos o comportamientos suicidas, facilitando el contacto con los especialistas en el abordaje integral de la salud mental.
La familia debe desarrollar una buena comunicación con sus hijos, manifestándoles que no deben tener miedo de conversar cuando tienen pensamientos suicidas o cuando algún compañero les comenta algo parecido.
La familia debe evitar juzgar o hacer comentarios repetitivos que hieren al niño y adolescente que terminan laceran su autoconcepto e imagen. Es necesario y prudente también que controle los accesos de elementos letales para el suicidio en los niños y adolescentes.
- Promoción del Autocuidado para prevenir el suicidio
Durante la etapa de la pubertad y adolescencia es necesaria la educación en el autocuidado para la formación de la identidad saludable, tanto en el ámbito familiar, como en otros contextos de desarrollo como es la institución educativa. Para el autocuidado el adolescente necesita desarrollar habilidades como el autoconocimiento, la adaptación y la capacidad de afrontar o sobrellevar las situaciones cotidias.
Dentro del autocuidado los niños y adolescentes deben aprender a expresar y gestionar sus emociones, manteniendo el equilibrio entre la dinámica familiar y personal, las exigencias académicas y los aspectos sociales.
- Los entornos educativos y la prevención del suicidio
La comunidad educativa constituida por la administración, los estudiantes, los docentes y las familias deben trabajar en conjunto activando factores protectores para niños y adolescentes con ideas y comportamientos suicidas. La promoción y la prevención debe empezar por la formación de los profesores, contar con acciones constantes para lograr entorno académicos “saludable”; y contar con protocolos y redes de apoyo especializados.
Psc Clin. Silvia Cordero