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En esta oportunidad compartimos contigo cinco razones por las cuales puedes dar gracias a Dios por tu trabajo.

Quiero que nos detengamos por unos instantes en Génesis 3,17-19, que dice: «maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan». Si nos quedamos con estas palabras, que claramente brotan del castigo merecido por el pecado original, nos podemos quedar con la idea que el trabajo es un castigo, un peso, algo malo e indeseable. Pero… ¿te acuerdas de que Jesús trabajó?

Dios hace nuevas todas las cosas y Jesús, con su presencia en medio de nosotros, gracias a su caminar en este mundo y su vida oculta, hizo posible la santificación por medio del trabajo.

Sí, aunque a veces es más difícil de lo que quisiéramos, es un camino por el cual podemos acercarnos más a Jesús y ser más como Él. Veamos las diferentes formas en las que el trabajo nos acerca a Dios y las maneras de ser agradecidos por nuestro trabajo.

 

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1. Dar gracias por nuestros dones

Es verdad que nos ganamos el pan con el sudor de nuestra frente, pero ¿te has puesto a pensar en que Dios mismo te ha dado los dones que tienes que hacen que tu trabajo sea más llevadero?

Al reflexionar sobre esto, no podemos más que estar agradecidos con Dios. Porque es Él quien nos da todo lo que tenemos, todas las capacidades que nos permiten llevar adelante nuestro trabajo de manera exitosa.

2. Agradecer ¡tener trabajo!

¡Tener trabajo! Hoy en día esto es algo por lo cual debemos estar agradecidos. Es solo mirar a las personas que no lo tienen y lo desean, una razón para darle gracias a Dios por tener un trabajo que nos da los medios, tan necesarios, para sacar adelante nuestras familias y saciar nuestras necesidades.

Puede ser que esta razón no te parezca tan importante, pero es necesario que estemos agradecidos por todo lo que tenemos y que seamos conscientes de que lo que tenemos no es porque lo merezcamos, sino porque Dios mismo nos lo ha dado.

Nada de lo que tenemos es nuestro, todo es regalo, es don y vivir agradecido es la mejor forma de vivir.

 

TRABAJO 2

 

3. Pon tus talentos al servicio de los demás

Poder poner al servicio de los demás lo que Dios nos ha dado es una manera de agradecer. Si tienes una labor que te permite desplegar los dones que tienes, debes agradecer por el trabajo. No todos tienen la posibilidad de tener un trabajo que les guste, que les haga sentir plenos y si lo tienes, ya puedes estar infinitamente agradecido.

De igual manera, si no tienes un trabajo que te haga inmensamente feliz, tienes dos opciones: buscas la manera de cambiar o buscas todas las razones por las cuales tu trabajo es bueno y te aferras a ellas para darle gracias a Dios.

Nuevamente, nos encontramos con el hecho de que nada pasa por casualidad. Estés donde estés, Dios te ha puesto en ese lugar por algo y para algo. ¡Piénsalo y dale gracias por ese trabajo!

4. Gracias por tus colegas

Las personas con las que trabajamos son una de las razones más importantes para agradecer por el trabajo. Tener un equipo de trabajo, jefes y compañeros nos recuerda que no estamos solos y que cada una de las personas con las que compartimos el camino están en nuestra vida por una razón.

Recuerda que una de las obras de misericordia que debemos aplicar con mayor frecuencia en el trabajo es «soportar con paciencia los defectos de los demás». Es una obra de misericordia que nos lleva a la humildad y a reconocer que en muchos momentos los demás están soportando con paciencia nuestros propios defectos.

Tener personas a nuestro alrededor que nos ayudan a ser mejores es una razón para dar gracias a Dios. ¡Imagínate la vida si no tuviéramos personas que nos ayudaran a ser santos… qué aburrido!

5. Trabajar por los demás

Por último, otra razón para agradecer por el trabajo es tener personas por las cuales trabajar. Si eres madre o padre, tener unos hijos que te impulsen a trabajar duro, a ser ejemplo para ellos y que te motiven, día a día, para ser cada vez mejor, es un motivo potente para agradecer a Dios.

Las razones que nos hacen salir de la cama todos los días y nos llevan a dar lo mejor de cada uno de nosotros pueden ser diferentes. Pero, te lo aseguro, cada uno tiene una razón, una motivación que lo lleva a luchar, a ser exitoso y desear dar lo mejor de sí.

Si ya tienes clara cuál es tu motivación, ¡pues a darle gracias a Dios! Y, si todavía no la tienes muy clara, llévala a la oración. Te aseguro, tener una razón para hacer lo que haces, hará que todo cobre un mayor sentido.

 

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Escrito por: María Claudia Arboleda, vía Catholic-Link.

 

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