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Un corto de Pixar, nos trae una luz de esperanza y nos deja algunas ideas sobre el tema de la mujer en el mundo laboral.

La historia empieza con un personaje peculiar: «Purl», un ovillo de lana rosada con grandes ojos celestes que entra a trabajar en una oficina llena de hombres de traje. Desde su atuendo hasta su forma de ser, pasando por la decoración de su puesto de trabajo y sus bromas, de lo más femeninas, la hacen sentir que no encaja en ese lugar.

Las primeras mujeres que entraron a estudiar a la universidad y después al mundo laboral, seguramente se sentían aún más excluidas que un «ovillo rosado» en una oficina de hombres. Con el tiempo, eso ha ido cambiando y ahora las mujeres somos una parte importantísima de la fuerza laboral. Sin embargo, en algunos lugares del mundo e incluso en industrias predominantemente masculinas, probablemente muchas mujeres se sientan aún así.

¿Es necesario cambiar para adaptarse?

«Purl», nuestra amiga color rosa, entra al inicio con mucho ánimo y alegría, saludando a todos con amabilidad y tratando de adaptarse en los espacios de trabajo y ocio de la oficina, pero aún así es rechazada. Es ahí, cuando «Purl» decide que su mejor opción es convertirse en «uno más» y se teje un traje, cambia de tono de voz y empieza a tomar una actitud más agresiva. La igualdad de género muchas veces pretende que hombres y mujeres seamos exactamente iguales, perdiendo de vista el valor de la identidad, las diferencias y complementariedad entre los sexos.

El Papa Juan Pablo II ha abordado este tema magistralmente en su Carta Apostólica Mulieris Dignitatem y citando partes del Génesis, nos recuerda que Dios nos ha creado al varón y la mujer a su imagen y semejanza. Es decir que los dos sexos poseemos «la misma naturaleza de seres racionales y libres» con «una relación directa y personal con Dios», lo que implica que somos iguales en dignidad.

El aporte de la mujer en el mundo laboral y la sociedad

La empatía y sensibilidad de una mujer, pueden aportar mucho en el ambiente laboral y social. Y justamente esto supo reconocer Jesucristo hace más de dos mil años, cuando a pesar de que un su tiempo, la mujer no tenía derechos, el se detuvo a dialogar con ellas «sobre los misterios de Dios», evidenciando en sus respuestas una sensibilidad especial. Y de forma aún más increíble, muestra su misericordia con muchas de ellas, incluso con las pecadoras públicas de ese entonces. Y finalmente, a la hora de su muerte y resurrección «son las mujeres quienes dan el testimonio más vigoroso de unión con Cristo».

El ejemplo más bonito y real que tenemos los cristianos, es María. Dios la eligió como mujer, para ser una pieza fundamental en la historia de la salvación, siendo «la primera en recibir, conservar y transmitir la Buena Nueva; su feminidad es el lugar en el que el amor de Dios se interioriza y profundiza en la medida que no tiene igual».

En la última escena, «Purl» da la bienvenida a un nuevo trabajador y cuando abren el ascensor, se ve a muchos ovillos de lana trabajando en la oficina y participando en todos los espacios. La diferencia entre ellas y sus compañeros de trabajo es muy notoria, pero también se nota la riqueza de su complementariedad.

La realidad a la que nos enfrentamos

Aún queda bastante por hacer para garantizar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres. En España, el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) corroboran esta sentencia a través de la respuesta del 88,9% de los españoles encuestados.

De este modo, un 57,7% sostiene que “quedan muchas cosas por hacer” y un 31,2% cree que “quedan bastante cosas por hacer”. Un minoritario 4,5% de los encuestados manifiesta que quedan “pocas cosas por hacer” o “ninguna”. El 49,1% de encuestados advierten que sirven “mucho o bastante para fortalecer las reivindicaciones sobre las libertades y derechos de igualdad de las mujeres”.

En el Ecuador, más mujeres que hombres se enfrentan a la problemática del desempleo. Así lo reflejó la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu) de diciembre del 2017. Sin embargo, el desempleo no es la única desigualdad a la que se enfrentan las personas del sexo femenino en el país.

Anualmente, el 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. El día busca ser un llamado a la participación en igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona. La lucha de las mujeres se ha visto marcada siempre por la desigualdad, pues esta problemática aún está latente en espacios como el ámbito laboral.

Desde el emprendimiento, el empleo, la ocupación de cargos gerenciales hasta el desempleo, se ven marcados por la disparidad entre hombres y mujeres. En el Ecuador, de acuerdo con datos de la Enemdu, la tasa de empleo global para las mujeres es de 94% mientras que para los hombres es de 96,4%. 

Otra problemática es la brecha salarial. Si bien esta se ha reducido desde el 2007, el ingreso laboral entre la mujer y el hombre tuvo una diferencia del 25% en diciembre del 2018. Es decir que por cada dólar que un hombre gana en el Ecuador, una mujer obtiene 75 centavos. Las cifras del INEC no son las únicas que dan cuenta de esta realidad. Según Ipsos, compañía de investigación de mercados, un 51% de las mujeres cree que los hombres tienen acceso a mejores puestos. En el Ecuador, los datos dan cuenta que solo el 37,1% de los puestos directivos son ocupados por mujeres.

Vía Catholic Link, El independiente y El Comercio.

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