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¿Qué es el sacramento de la Eucaristía? Conoce más sobre la cuarta petición: Padre nuestro, danos hoy nuestro pan de cada día.

Esta petición es antes que nada eucarística. Jesucristo, aludiendo al maná del desierto, dijo ser el Pan vivo bajado del cielo y nos dice que hagamos esta petición todos los días. La Eucaristía es el centro de la vida cristiana. En ella Jesucristo se hace presente de forma real. La más real de todas porque, a diferencia de los otros sacramentos y los demás tipos de presencia de Dios en el mundo, en la Eucaristía se hace presente Él que es el Creador de la realidad. Esta verdad está en la esencia misma de la vida cristiana, es la que le da su forma más perfecta, más de fondo.

La Eucaristía alienta en el alma del cristiano desde el Bautismo y la Confirmación. Estos dos sacramentos se llaman de iniciación porque son el inicio de la vida eucarística, tienen sentido como introducción a la Eucaristía. En el primero nos hacemos verdaderamente hijos en el Hijo, miembros de la Iglesia, criaturas nacidas del agua y del Espíritu; en el segundo Dios nos fortalece, nos confirma para compartir su propia misión, ir con nosotros y llevarnos con Él a servir a nuestros hermanos. La Eucaristía es la Presencia que el Bautismo anhela y la Confirmación necesita.

El Matrimonio es, como enseña San Pablo, un gran misterio que representa para la sociedad la unión de Cristo con la Iglesia. Y la Eucaristía es justamente eso, la unión más perfecta de Cristo con la Iglesia, tanto por la Presencia real como por la Comunión. Podemos decir entonces que el Matrimonio es de naturaleza eucarística, funda la familia al calor de la Eucaristía, tiene su sentido en ella. Cuanto más cerca están los esposos de la Eucaristía más real, sólida y viva es la unidad de la familia, y más grande el testimonio del Amor verdadero en el mundo.

 

EUCARISTÍA 1

 

El Sacramento del Orden tiene todo él su origen, su culmen y su eternidad en la Eucaristía

El Sacerdocio es eterno porque eterna es la divinidad de la Eucaristía. El Sacerdocio es el servicio absoluto, bondadoso, pobre, humilde, manso, justo, misericordioso, esperanzado y perseguido por la perversidad del mundo porque es el Sacramento que elabora, custodia y reparte la Eucaristía. El Sacerdote es otro Cristo por la Eucaristía. Realiza el sacrificio incruento, rememora la última Cena, hace suyas (pero sobre todo se pone al servicio de ellas, se hace de ellas) las palabras que nos traen la salvación: «Tomen y coman todos de él; tomen y beban todos de él «. Se me ocurre que esta petición también contiene una oración especial por los sacerdotes.

La penitencia sacramental es para volver a la dignidad de la Eucaristía, es una reedición del Bautismo en sus efectos de devolver la vida divina de la gracia en el alma humana para recuperar la Comunión. La unción de los enfermos que va unida al Viático es la puerta de salida de este mundo y la de entrada al venidero en el que la Eucaristía se despoja del revestimiento simbólico para revelarnos de forma definitiva a la Persona del Hijo y con Él esa alegría invencible que nos prometió.

En segundo lugar y de manera totalmente dependiente de la Eucaristía, pedimos el pan cotidiano, el alimento corporal, pero sobre todo pedimos tener la confianza de los hijos de Dios que no esperan más que lo necesario en este mundo. Pedimos no apegarnos a las cosas, placeres, rimbombancias de este presente tan pasajero y caduco. Pedimos estar contentos y conformes con lo indispensable para vivir y servir a los demás.

 

EUCARISTÍA 2

 

Confianza en Dios que Cristo nos pide

Resuena en esta petición la confianza en Dios que Cristo nos pide. Vale la pena poner la cita entera (Mt 6, 24-34) para meditarla:

24. Nadie puede servir a dos patrones: necesariamente odiará a uno y amará al otro, o bien cuidará al primero y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al Dinero.

25. Por eso yo les digo: No anden preocupados por su vida con problemas de alimentos, ni por su cuerpo con problemas de ropa. ¿No es más importante la vida que el alimento y más valioso el cuerpo que la ropa?

26. Fíjense en las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, no guardan alimentos en graneros, y sin embargo el Padre del Cielo, el Padre de ustedes, las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que las aves?

27. ¿Quién de ustedes, por más que se preocupe, puede añadir algo a su estatura?

28. ¿Y por qué se preocupan tanto por la ropa? Miren cómo crecen las flores del campo, y no trabajan ni tejen.

29. Pero yo les digo que ni Salomón, con todo su lujo, se pudo vestir como una de ellas.

30. Y si Dios viste así el pasto del campo, que hoy brota y mañana se echa al fuego, ¿no hará mucho más por ustedes? ¡Qué poca fe tienen!

31. No anden tan preocupados ni digan: ¿tendremos alimentos? o ¿qué beberemos? o ¿tendremos ropas para vestirnos?

32. Los que no conocen a Dios se afan por esas cosas, pero el Padre del Cielo, Padre de ustedes, sabe que necesitan todo eso.

33. Por lo tanto, busquen primero el Reino y la Justicia de Dios, y se les darán también todas esas cosas.

34. No se preocupen por el día de mañana, pues el mañana se preocupará por sí mismo. A cada día le bastan sus problemas.

 

EUCARISTÍA 3

 

Escrito por: RONCUAZ.

 

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