Se produce un círculo vicioso cuando sobreprotegemos a los niños: ellos sienten que no los creemos capaces y como no les gusta pensar que los tomamos por poco preparados, empiezan a exigir que se les dé todo hecho. Por eso es tan importante manejar bien el binomio entre apoyo y autonomía.
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A veces cometemos el error de darles todo resuelto y evitarles cualquier forma de sufrimiento o cualquier esfuerzo. Queremos verlos felices y nos duele ver que lo pasan mal. Pero la realidad es que sólo si aprenden a llevar su día a día y enfrentarse a sus problemas, evitaremos que se conviertan en pequeños dictadores.
Procura que “se descentren”, es decir, que no crean que son el centro del universo
A veces nos volcamos tanto con los niños que ellos pierden la perspectiva y se creen que todos a su alrededor están a su servicio y tienen que obedecerlos y atenderlos. Para que aprendan a ser empáticos y generosos, para que piensen en los demás, necesitan “descentrarse”, dejar de considerarse el centro de atención, para empezar a mirar al prójimo.
No los sobreprotejas. Deja que se sientan capaces
Necesitan autonomía, equivocarse, volver a empezar y hacerlo bien, para valorar el esfuerzo. Sólo entonces disfrutarán de ese camino de obstáculos que es la vida cotidiana. Es más fácil recibirlo todo hecho pero, curiosamente, no es más satisfactorio. Disfrutarán más de lo que logran con su propio esfuerzo.
Si les damos todo hecho, creerán que están en su derecho y lo exigirán
Al principio pensarán que nos los creemos capaces. Pero acabarán por justificar no saber hacer las cosas diciendo que no tienen por qué hacerlas y que tenemos que hacérselas nosotros. Es el peligroso círculo vicioso de la sobreprotección, que puede derivar en niños y adolescentes exigentes que ocultan así su falta de autoestima.
Explícales que los obstáculos forman parte de la vida, no se lo ahorres todo
Nos cuesta tanto verlos sufrir que a veces afrontamos por ellos retos que deberían haber afrontado ellos para ir fortaleciendo su carácter. Esperar un poco, pasar un poco de sed y no comprar una botella de agua ahora mismo porque no es una situación de vida o muerte, tener un poco de hambre hasta la hora de cenar, que haga un poco de calor, un poco de frío o que estén un poco cansados al hacer los deberes, son ejemplos en los que un poco de esfuerzo les hará mucho bien.
Lo que quieren no es lo que necesitan, aunque puedan tenerlo
A veces es muy bueno que esperen, aunque podamos darles algo, para que así entrenen la paciencia, aprendan a desear las cosas, no se vuelvan impulsivos y reflexionen mejor antes de lanzarse a tener algo. La austeridad es una virtud que se adquiere por repetición. Les tenemos que ayudar a desarrollar su templanza y su fortaleza: querer y poder no implican necesitar.
Recuerda que ponerles normas es una forma de demostrar que los queremos
Decirles que no, poner límites claros, no tolerar las faltas de respeto, corregir la indisciplina, son la manera de conseguir que sean capaces de desenvolverse en el mundo con las reglas de juego que necesitan conocer. Por eso no debemos caer en el error que nuestro amor es darles toda la libertad. Nuestro amor requiere de límites con los que aprendan a gestionar su libertad hasta que sean adultos.
Preocúpate por que sean buenos y entonces serán felices
Nos centramos tanto en verlos felices que a veces olvidamos lo importante que es hacerlos buenos, generosos, fuertes, optimistas, entregados, amables… Por eso, si centramos la atención en que sean buenas personas, conseguiremos también que sean felices porque se tomarán mejor la vida.
María Solano Altaba
Directora de Hacer Familia