El síndrome de burnout, también conocido como el síndrome del ‘quemado’, se caracteriza por un desgaste profesional crónico.
El síndrome de desgaste profesional o burnout es un estado de agotamiento mental, emocional y físico que se presenta como resultado de exigencias agobiantes, estrés crónico o insatisfacción laboral.
De acuerdo con la doctora Sandra Milena Toro, jefe del Departamento de Salud Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Sabana, dentro de sus características principales se encuentran: el agotamiento emocional, la despersonalización y un detrimento de la realización personal.
“Estas características las podemos ver reflejadas en la pérdida progresiva de la energía, la sensación de desgaste físico y emocional, la indiferencia o síntomas negativos hacia las personas que atendemos […] Incluso, el trabajo pierde el valor que tenía para el profesional, por lo que todo lo anterior se puede traducir en síntomas como: aislamiento, ansiedad, irritabilidad, tristeza, ideas de culpa, trastornos del sueño, entre otros”, afirmó la doctora.
A pesar de que el síndrome se asocia a las altas cargas laborales o difíciles condiciones de los lugares de trabajo, también puede impactar negativamente el ámbito familiar.
“Una persona con burnout podría terminar incluso en algo tan serio como un trastorno depresivo o suicidio”, añadió Toro. Además, las empresas también son una de las principales perjudicadas, ya que “El rendimiento de los empleados baja, y son más frecuentes los errores y accidentes laborales”, comentó.
¿Qué podemos hacer para enfrentar el síndrome burnout?
La doctora explica que la prevención e intervención deben hacerse en varios niveles. Desde el punto de vista de las empresas, se deben brindar las mejores garantías para los empleados, en las cuales se favorezcan los descansos y las pausas activas, así como el acceso a atención especializada, si se requiere. Por el lado de los trabajadores, se hace un llamado al autocuidado:
- Realizar ejercicio.
- Comer adecuadamente.
- Dedicar tiempo a labores de ocio, y a compartir con familia y amigos.
- No realizar jornadas extenuantes con turnos continuos.
- Verbalizar las emociones.
En el caso de los trabajadores de la salud, la especialista señala que, a pesar de que durante esta pandemia los médicos y enfermeros han sido catalogados como ‘héroes’, no se puede olvidar que sienten, piensan y viven como cualquier otro ser humano.
“Realmente, si no nos cuidamos y damos valor a lo que sentimos, será muy difícil hacer bien nuestro trabajo, especialmente cuando este involucra la salud de otros”.
Ahora bien, la doctora señala que en el momento en el que se sospeche la presencia de un síndrome de burnout y existan signos de alarma persistentes, aun fuera del trabajo, es importante consultar con un especialista.
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