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Un hijo de Dios o siervo de Dios debe ser siempre humilde, para poder ponerse en los zapatos de los demás y, ayudar de corazón.

¿Sabías que la soberbia te aleja de Dios, mientras que la humildad te acerca mucho más a Él? Si no lo sabías este artículo y video realizado por el Padre Juan José Paniagua es ideal para ti.

Y, es que muchos creemos que el orgullo e incluso la soberbia nos ayuda a demostrar cuán fuertes somos, pero el verdadero poder reside en Dios, quien por gracia nos da una nueva oportunidad de servirlo con humildad cada día.

 

HUMILDAD 1

 

Lección de humildad: san Lucas (14,1.7-14)

Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,1.7-14):

En sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola:
«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga:
“Cédele el puesto a este”.
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:
“Amigo, sube más arriba”.
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».
Y dijo al que lo había invitado:
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».

Palabra del Señor.

 

Escrito por: P. Juan José Paniagua, vía Catholic-Link.

 

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