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Conocer qué sucede en la adolescencia, es clave para apoyar y guiar a los hijos.

Durante la crianza podemos experimentar todo tipo de situaciones. Pareciera que cuando tenemos en casa un hijo o hija adolescente, todo se torna en un gran desafío. Para esto, debemos abordar ciertas conductas de forma adecuada y reconocer que para ellos es aún más difícil vivir este ciclo. La adolescencia es una etapa que dura aproximadamente cinco años y es una de las más difíciles del desarrollo.

Mi hijo el camaleón

Sepamos que en esta etapa los adolescentes están en búsqueda de su identidad. Es absolutamente normal que cambien de gustos fácil y rápidamente, como es el caso de su ropa, el estilo de su cabello o el tipo de música que escuchan. Esta búsqueda y exploración de diversos gustos es adaptativo y un periodo transitorio. Por este motivo, no es óptimo preocuparnos excesivamente por su apariencia, más que por su conducta.

Esta es una etapa en la que el reconocimiento y afiliación con sus grupos es muy importante. Suele pasar que actúen diferente con personas externas a la familia, que con su círculo más cercano.

Otro punto son los cambios fisiológicos que les juegan una alteración significativa en sus emociones, cosas como el acné, el vello, alteraciones en la voz, etc… son factores que representan incomodidad y por lo que no siempre se adaptan de la mejor forma.

No somos espejo

La función del padre y de la madre se distribuye en dos ramas: una función afectiva y la función educadora. En esta etapa se vuelve un desafío entender las actitudes de los adolescentes, por lo que la comunicación debe ser diferente y variar según el contexto. Esto se convierte en un trabajo constante de amor, ternura, comprensión, apoyo y guía.

Teniendo en cuenta los cambios físicos y psicológicos, a los adolescentes en ocasiones no les gusta que se aborden los temas directamente, así que pueden tomar las siguientes recomendaciones como puntos claves para mejorar la relación:

  • Cuando su hijo o hija quieran hablar, deje de hacer lo que estaba haciendo y siéntese con él o ella, puesto que si usted le dice “en un momento hablamos”, seguramente luego le responderá que “no era nada importante”.
  • Leer artículos relacionados con prevención de adicciones y sus consecuencias, puedes comentarlo como algo curioso sin necesidad de que se vuelva un reclamo sino mas bien un dato de interés. Leer el artículo en voz alta puede ser una opción para que su hijo o hija no sienta que es para él o ella. Luego finalizar con una frase como “que interesante no sabía que…..”
  • Los límites deben ser claros y consistentes, enfocándose en amar, guiar y corregir. Hablar de las vivencias personales durante la adolescencia o contar una historia graciosa que se superó con el tiempo, puede ser un buen punto de inicio para que sepan que aquella situación nos puede suceder a todos.
  • Reconocer los triunfos y reforzárselos, en esta etapa de inseguridad es importante que ellos sepan que alguien está apoyándolos.
  • Abordar el problema no la persona ni la identidad. Evitar el “tú eres” y cambiarlo por “te estas comportando…” o “siento que…” y explicar lo que nos molesta.

La adolescencia es un ciclo que tiene un principio y un final. Donde hay un periodo más alto que luego va descendiendo, a los padres, nos toca “armarnos de paciencia”, pero sobre todo de amor, esto es la clave para llevar con éxito esta época.

Por Psic Carol Obando
Directora Centro Internacional de PNL & Coaching

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