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Eduardo Peña y Elena Hurtado tienen 59 años de casados, un camino en el que han formado una familia de 5 hijos, 16 nietos y 5 bisnietos.

Eduardo y Elena se conocieron mientras trabajaban en la misma empresa. Elena llevaba un año ahí, cuando Eduardo ingresó al área de Materiales. Él no contaba con que un día Elena aparecería buscando unas hojas para copias fuera del periodo establecido.  A negarse, este menciona entre risas, que ella se portaría un “tanto antipática”. Así poco a poco se fueron conociendo, se topaban en el bus y entre reuniones de la oficina donde comían cebiche, se enamoraron.

Luchar por estar juntos

“En esa época como no ‘se salía’ tuvimos un problema muy serio”, comenta Eduardo. Este era que su suegra no lo quería, por lo que planearon una fuga para casarse en Libertad. Elena aprovechó que salía de vacaciones a Quito y el plan era que cuando sus hermanos la dejen en el aeropuerto, se regresaría en el siguiente vuelo. Aunque no todo salió como lo pensaron finalmente lograron emprender el viaje a La Libertad en compañía de unos amigos de Eduardo y su madre, donde contraerían matrimonio.

Debido a la fuga, la familia de Elena se alejó y no fue sino hasta que pasaron unos 10 meses, en vísperas de su alumbramiento, que se reconcilió con madre. Esta organizó un bingo para reunir a toda la familia y presentar oficialmente a Eduardo. Luego de esto acompañó a Elena en el nacimiento de su primer hijo, llamado como su padre: Eduardo.

La vida junto a los hijos

Durante una época Eduardo reconoce no haber pasado mucho en casa por trabajo, hasta que sus hijos le hicieron una huelga. “Un día mi hija Carolina entra con sus hermanos, habían puesto un letrero en el coche de la bebé que decía ‘Huelga, queremos que nos dediques más tiempo’, y me dieron un discurso”, cuenta. Este fue un momento decisivo en el que se dio cuenta que estaba dejando de lado a su familia.

Durante 59 años Elena dice que nunca han tenido una discusión, siempre se consultan y conversan las cosas. Eduardo menciona que sin duda volvería a casarse con Elena si pudiera, ya que siempre se han respetado. Esta misma conducta la han tenido con sus hijos y nietos otorgándoles libertad y confiando en ellos. “He estado de acuerdo con ellos, porque son mis hijos y los apoyaré siempre. Somos muy unidos, tenemos una gran familia, nos amamos todos”. A sus nietos les recuerda siempre que ellos son libres de visitarlos y llamarlos cuando quieran, que la “casa de los abuelos siempre está abierta para recibirlos”.

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Por: Carol Arosemena
Máster en Comunicación y Educación

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