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La tecnología es muy positiva pero tiene puntos en contra, siendo uno de ellos alejar la comunicación directa en las familias.

La imagen en blanco y negro que salió de la pantalla del televisor transmitía un programa de la tarde que no estaba grabado en mi memoria, además de grabar muchos otros que se transmitían en ese momento.

Lo único que quedó grabado entre mis recuerdos fue la escena familiar con mi padre sentado en la cabecera de la mesa y mi madre justo al lado de él con sus cuatro hijos alrededor.

A pesar de estar juntos, la imagen que salía de la pantalla y el tono del diálogo bloquearon permanentemente nuestra atención, impidiéndonos entablar una conversación entre nosotros.

Como probablemente quería participar de otra manera en este encuentro, me vino a la mente el comentario de que uno de los monjes estaba presente en la escuela…

«La televisión sobre la mesa impide la comunicación».

Repetí esta frase con total liberación y convicción de que mis padres me estaban cuestionando. Mi madre siempre fue una persona práctica, de reacciones rápidas y concretas, por lo que sin dudarlo se levantó de su lugar y apagó el aparato. Al día siguiente buscó otro lugar más adecuado para esta tecnología inofensiva para que no interfiera con nuestra vida cotidiana…

Han pasado muchos años desde esta experiencia familiar que, naturalmente, se ha visto enriquecida por las numerosas anécdotas que mi padre, mi madre o mis hermanos contaron en la mesa.

Hoy no es una precaria televisión blanquinegro la que se encarga de interferir en los diálogos familiares, si no los numerosos teléfonos móviles que tiene cada miembro de la familia. No todos miramos un programa común, sino que todos miramos nuestras propias “distracciones” pero nos interesa lo que hace el otro o por qué está interesado.

 

 

Este recuerdo del inicio me vino la semana pasada cuando fui con Lucho a escena de cómo teníamos conversaciones más frecuentes y revivíamos momentos de amor. El restaurante que elegimos era precioso, con poca luz y excelente comida. Ambos tenemos inquietudes, alegrías, y como no tenemos pecados cotidianos, nos buscamos el uno al otro, un compañero de alegría y de preocupación, cuando dejamos de mirar a nuestro alrededor, descubriendo con tristeza que otras parejas están disfrutando. el mismo momento y el mismo espacio, no había relación entre ellos.

Fue un celular lo que te llamó la atención… esa tecnología innovadora que te cierra a los que tienes cerca pero te aleja de los que tienes cerca.

Lo sentí mucho. Hoy no sólo somos generaciones jóvenes, como sucedió en el pasado, sino que queremos dejarnos seducir por las modas del momento, pero no somos los viejos que, sin una sabiduría ni una reflexión, nos dejamos volver locos por las modas. y en los consuelos inmediatos.

No tengo una conclusión de por qué sucede esto. ¿Se manifiesta una frustración al creer que la vida de los demás es más interesante que la nuestra o la evasión de no saber que decidimos descubrir que cuando estamos de nuestro lado, nos hemos convertido en un desconocido?

Cuidemos que no haya inercia en estas acciones que conducen a nuestra vida. Sólo siendo conscientes y esforzándonos por mantenernos en comunicación con las personas que amamos seremos capaces de controlar esta tecnología inofensiva para que no parezca que nos controla.

Sería bueno que nos preguntáramos a qué nos referimos con esa frase que ya estoy cansado de escuchar, “lo que importa no es el tiempo si no la calidad…” porque si le llamamos calidad, ir a un restaurante caro a pasar el tiempo buscando en tu teléfono celular, ahí La verdadera calidad del tiempo que pasamos mirando a nuestros ojos y al corazón de nuestros seres queridos nunca sucederá…

 

 

Escrito por: Escrito por Martha Palma Melena, nació en Lima – Perú (1971) donde se graduó en Arquitectura. Casada con Luis, se mudaron a São Paulo con su hijo mayor de solamente 1 año de edad. En esta etapa de su vida, entre las responsabilidades de la casa y las aulas de catequesis, se dedicó a observar la realidad que la rodea. Gracias a esta observación logra en estos artículos rescatar sus raíces e historia familiar, sirviéndoles de inspiración para colocar el verdadero valor del ser humano desde una mirada femenina. Diplomada en Especialización en Familia de la UCSP en Arequipa – Perú.

 

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