El vertiginoso ritmo de vida que llevamos y nuestros hábitos nos impiden tener un sueño de calidad. De hecho uno de cada cuatro adultos y siete de cada diez adultos mayores sufren de insomnio.
Estas cifras reflejan la urgencia de adoptar buenos hábitos y desarrollar estrategias que nos ayuden a descansar adecuadamente, pues dormir bien es fundamental para nuestra salud física y mental.
¿Por qué es importante dormir bien?
Descansar adecuadamente es fundamental para tener una buena calidad de vida y poder sentirnos bien en nuestro día a día. Estas son algunas de las razones por las que es necesario dormir bien:
Salud física
Durante el sueño, el cuerpo se repara, se consolidan los procesos de recuperación celular y se fortalecen los sistemas inmunológico y metabólico. La falta de sueño está vinculada a un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, infartos, accidentes cerebrovasculares, diabetes y obesidad. Además, un sueño deficiente reduce la capacidad del organismo para combatir infecciones y recuperarse de enfermedades. También produce una sensación persistente de cansancio, dolores de cabeza y malestar general.
Salud mental
Un descanso adecuado previene ante la pérdida de memoria, mejora la capacidad de concentración y reduce el riesgo de trastornos como la ansiedad y la depresión, además de afectar al equilibrio emocional. La falta de sueño crónica en adultos podría aumentar el riesgo de padecer demencia.
Rendimiento diario
Dormir adecuadamente mejora nuestra atención, la toma de decisiones y la productividad. Y al contrario, la falta de un sueño reparador provoca irritabilidad, somnolencia diurna y una disminución del rendimiento laboral o académico. Además, puede derivar en accidentes, tanto en el trabajo, como en casa o en la carretera.
Equilibrio emocional
El descanso nos ayuda a regular el estado de ánimo, facilita la gestión del estrés y contribuye a una mejor calidad de vida. Dormir mal produce irritabilidad y cambios de humor.

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¿Cuántas horas de sueño se necesitan?
La cantidad de sueño recomendada varía según la edad y las necesidades individuales, pero, en líneas generales, los expertos señalan que estas son las horas recomendables:
– Adultos: entre 7 y 8 horas diarias, aunque el organismo puede ajustarlas en función de la edad y la condición física.
– Adolescentes: entre 8 y 10 horas de sueño reparador, ya que esta etapa se caracteriza por un intenso desarrollo cerebral.
– Niños: dependiendo de la edad, los niños necesitarán entre 10 y 12 horas de sueño diarias.
12 Consejos para dormir mejor
1. Mantener horarios de sueño regulares
Es importante acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, incluidos los fines de semana. Esta regularidad ayuda a fijar el ritmo circadiano y permite que el cuerpo se acostumbre a un ciclo predecible, facilitando la conciliación y la continuidad del sueño.
2. Desconectar de dispositivos electrónicos
La exposición a la luz azul de móviles, tabletas, ordenadores y televisores interfiere en la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. Se recomienda apagar o dejar estos dispositivos al menos una hora antes de acostarse, o bien utilizar filtros de luz azul si es imprescindible su uso.
3. Crear un ambiente propicio
Es fundamental contar con un espacio adecuado para dormir. Los expertos recomiendan mantener la habitación oscura y regular la temperatura, que idealmente tiene que estar entre 16 y 20 °C. También conviene reducir la exposición al ruido, utilizando tapones si es preciso. Por último, disponer de una cama y almohadas cómodas es fundamental para dormir bien.
4. Incorporar una rutina de desconexión
Establecer un ritual antes de acostarse, como leer un libro, tomar una infusión relajante o escuchar música suave, ayuda a que el cerebro entienda que es momento de relajarse y prepararse para dormir. Dedicar entre 30 y 60 minutos a estas actividades favorece una transición adecuada al estado de reposo.
5. Controlar el consumo de estimulantes
Evitar el consumo de cafeína, té negro, chocolate u otros estimulantes varias horas antes de dormir (el número de horas dependerá de la sensibilidad de cada persona), ya que estas sustancias pueden dificultar el sueño.
6. Cuidar la cena
Consumir comidas muy copiosas o difíciles de digerir justo antes de acostarse puede provocar malestar y dificultad para conciliar el sueño. Se aconseja cenar ligero y evitar alimentos picantes o grasos.
7. Tomar infusiones relajantes
Los expertos recomiendan tomar infusiones a base de plantas (por ejemplo, combinaciones de azahar, tila y melisa) para preparar el cuerpo y la mente para el descanso.
8. Realizar actividad física moderada
La práctica regular de ejercicio, preferiblemente al aire libre, favorece la regulación del ritmo circadiano y reduce los niveles de estrés. Sin embargo, es recomendable evitar actividades físicas intensas justo antes de dormir, ya que podrían estimular en exceso el organismo y dificultar la conciliación del sueño.
9. Practicar técnicas de relajación
Incorporar prácticas como la meditación, ejercicios de respiración profunda o relajación muscular progresiva ayuda a disminuir la tensión acumulada del día y contribuye a relajarnos. Estas técnicas permiten a nuestro organismo y nuestra mente desconectar del estrés y prepararse para el descanso nocturno.
10. Limitar las siestas prolongadas
Aunque una siesta corta (de unos 15 a 20 minutos) puede ser beneficiosa para recuperar energía, dormir durante periodos largos en el día puede alterar el ciclo nocturno. Por lo tanto, se recomienda limitar la duración de las siestas y evitarlas en horas cercanas al momento de acostarse.
11. La melatonina como aliada
La melatonina ayuda a disminuir el tiempo necesario para conciliar el sueño.
12. Consultar con un profesional si es necesario
Si pese a adoptar estos hábitos los problemas para dormir persisten, es importante acudir a un especialista. Un profesional puede evaluar la situación, identificar posibles trastornos y recomendar tratamientos adaptados a cada persona.
Sonia Clavería, Médica de Familia