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La quinta Meta del Desarrollo del Milenio propuesta por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) consiste en reducir 75% la mortalidad materna al 2015. A un año de la fecha límite para alcanzar este objetivo, una serie de informes globales han sido publicados evaluando el progreso de los países miembros de la ONU.  

La mayoría de los informes globales usan modelos matemáticos para estimar la mortalidad materna de cada país, parámetro de comparación directa que evalúa el progreso en salud materna. Unnuevo estudio realizado por investigadores del Instituto MELISA, comparó los valores de mortalidad materna obtenidos en tres informes globales y las cifras obtenidas a partir de datos oficiales de ocho países del continente americano, incluyendo Estados Unidos, México y Chile, todos con registros de estadísticas vitales confiables. 

La investigación, publicada en la revista británica Public Health, reveló que dos informes globales recientes presentan diferencias entre 14% y 100% respecto a cifras de mortalidad materna oficiales en varios de los países del continente americano investigados. En contraste, un tercer informe independiente, conducido por investigadores del Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) de la Universidad de Washington, publicado en The Lancet en 2010, fue considerablemente más preciso. De acuerdo con este nuevo estudio por Koch et al., la inclusión del nivel de educación de la mujer de los países, podría aumentar significativamente la precisión de las estimaciones. De hecho, la utilización de esta variable en el reporte del IHME aparentemente incrementó la exactitud de las estimaciones de muertes maternas. 

Los investigadores señalaron que el nivel de educación de la mujer es un fuerte predictor no sólo de mortalidad general, sino que también de mortalidad materna. Por ejemplo, en otro estudio reciente conducido en Chile, uno de los países latinoamericanos que cuenta con estadísticas vitales confiables y que fue considerado en el artículo en Public Health, identificó que el nivel de educación fue el principal determinante del progreso de la salud materna en Chile durante los últimos 50 años, con efectos sinérgicos sobre otras variables como el acceso al cuidado prenatal, fertilidad, y la atención profesional del parto. 

El Instituto MELISA sugiere utilizar datos oficiales en países que cuenten con registros confiables, los cuales han aumentado a 67 según el último informe de mortalidad materna elaborado por la ONU para el año 2013.  En caso de no estar disponibles estos datos, aquellos modelos de estimación que incluyan el nivel educativo de las mujeres serían preferibles, pues serían más precisos

cifras

 

Cambio en los coeficientes beta de RMM por cada 100.000 nacidos vivos cada año por unidad de cambio en siete variables independientes antes (azul oscuro) y después (azul claro) de ajustar por nivel de educativo de las mujeres. TFR es Tasa de fecundidad total; PW y PW ‡ 30 es el porcentaje de mujeres primíparas y mujeres primíparas ‡ 30 años de edad del total de nacidos vivos, respectivamente; SAB es el porcentaje de la atención profesional del parto de cada año, el PIB (PPA) es el producto interno bruto per cápita ajustado por paridad de poder adquisitivo, CW es el porcentaje de cobertura de abastecimiento de agua limpia, y SS es el porcentaje de la cobertura de alcantarillado sanitario y P <0,001. Basado en modelo autorregresivo integrado de media móvil (ARIMA) utilizando datos chilenos de un estudio de serie temporal de 50 años.

Vía: Melisa Institute

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