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Que los eventos de nuestro pasado sean un motor para poder evitar y aprender de los errores antes cometidos.

“Si en la Iglesia se descubre incluso un solo caso de abuso —que representa ya en sí mismo una monstruosidad—, ese caso será afrontado con la mayor seriedad” (S.S. Francisco, 24 de febrero de 2019). A propósito de la cumbre eclesial realizada en el Vaticano sobre las acciones para prevenir y erradicar el abuso sexual del 21 al 24 de febrero, enlistamos 12 formas de aprender de nuestro pasado para prevenir el abuso sexual en la iglesia en base a los documentos y ponencias que acompañaron la preparación y el desarrollo de este encuentro:

1. No escuchar a las víctimas

Un remedio práctico para este error sería contribuir para construir una sociedad que escucha. Mediante nuestras palabras, gestos y sensibilidad podemos mostrarnos cercanos a las víctimas de abusos, contribuyendo para la edificación de una cultura que basa su práctica en escuchar a los niños y adolescentes valorando sus necesidades y tomando en serio sus opiniones e incluso sus denuncias.

2. Hacer como que “eso aquí no sucede”

Permitámonos investigar e indagar acerca del abuso sexual infantil en nuestra localidad con equilibrio y veracidad, así como en nuestra iglesia, trabajando en la prevención y reduciendo los factores que puedan poner en riesgo la integridad de menores y de sacerdotes.

El abuso de niños, niñas y adolescentes no solo ocurre en ambientes eclesiales, en Ecuador también lo hemos experimentado con mucho dolor en el ámbito educativo, por ello tenemos que trabajar en la prevención a todo nivel.

3. La mayoría de las acusaciones de abusos “son falsas”

Escasamente las acusaciones de abuso sexual o de poder en menores son falsas y sobre todo, algunas encierran una verdad, no necesariamente puede tratarse de un comportamiento abusivo, sino algún tipo de conducta inadecuada. Creamos en las víctimas, pero mucho más importante, desarrollemos investigaciones imparciales.

4. La víctima lo puede superar

Las víctimas en todo momento y bajo cualquier circunstancia necesitan ser escuchadas y acompañadas en un proceso de sanación y reconciliación emocional profunda para contrarrestar los efectos irritantes del abuso.

Muchas víctimas de abusos experimentan síntomas, que se prolongan en el tiempo, o que les duran toda la vida. Ser escuchado y gozar de un espacio de credibilidad para sanar, recibir atención psicológica es necesario para gozar de una vida saludable y productiva. Algunos incluso se transforman en “supervivientes” para colaborar en tareas de prevención.

5. La Iglesia ha dado respuestas pastorales inadecuadas

Aunque durante mucho tiempo como Iglesia se han dado respuesta inadecuadas a las víctimas, poco a poco se ha entrado en el tiempo en que la víctima está recibiendo atención prioritaria. En casos de menores abusados por miembros del clero, la justicia dicta que la Iglesia ofrezca atención pastoral y terapéutica, sin importar cuánto tiempo haya pasado desde que ocurrió el abuso. Siendo también importante para reparar el daño un pedido de perdón sincero por parte de un Obispo local o algún delegado eclesial. Esto último es muy importante para que las víctimas puedan restaurar la imagen que tienen de Dios representado en los miembros del clero.

6. Una excesiva preocupación fuera de lugar por la “reputación de la Iglesia”

La Iglesia es responsable de liderar acciones decidas y contundentes, siempre con apertura y transparencia que permitan la verdad y la justicia para las víctimas. Una de las preocupaciones más importantes para la Iglesia no tiene que ser el escándalo por su imagen, sino buscar la verdad con “decisión, honradez y transparencia” como exhorta el Papa emérito Benedicto XVI.

7. Dejarse manipular por el agresor.

Es importante que al interior la Iglesia se pueda identificar y apoyar a profesionales laicos que colaboren en la tarea de atender a las víctimas y esclarecer la verdad con equilibrio y libre de intereses. En el caso de Obispos también es importante acudir a profesionales clínicos, expertos en leyes y en el conocimiento del Derecho Canónico para saber cómo actuar. Los expertos deben de ser experimentados en tratar el abuso sexual infantil y a los agresores.

8. El confuso criterio de perdón para los agresores

Hay una gran diferencia entre el perdón y la reasignación de un puesto que son temas completamente diferentes y que no se debe confundir. Hay agresores que pueden ser tratados con éxito en terapia, pues muchas veces ha sido víctimas de abusos sexuales, y el riesgo de futuros abusos podría disminuir dependiendo de cada caso. Por lo que es falso pensar que todos los perpetradores o agresores de niños son tratables. Aun así, es importante decir que el riesgo nunca podría reducirse a cero.

9. Lo enojada que puede estar la sociedad cuando un niño es abusado

Es necesario responder con acciones inmediatas y contundentes para proteger a los niños. La opinión pública necesita poder interpretar en nuestras acciones que las autoridades eclesiales están comprometidas con las acciones para frenar a los abusadores y proteger a los niños.  “…en la justificada rabia de la gente, la Iglesia ve el reflejo de la ira de Dios, traicionado y abofeteado por estos consagrados deshonestos.” (discurso, S.S. Francisco, 24 de febrero 2019).

10. No reportar los crímenes de abuso a las autoridades civiles

Los obispos y demás miembros de una diócesis al enterarse de algún crimen de abuso están en el compromiso de cooperar inmediata y totalmente con las autoridades civiles cuando aparezcan denuncias de abuso sexual a menores. Mucho más en países donde el abuso sexual infantil está penado.

11. Descuido en el discernimiento de la dimensión humano y la formación de los jóvenes con vocación y los candidatos al sacerdocio

Probablemente esta sea una de las acciones medulares y decisivas al momento de prevenir los abusos sexuales perpetrados por miembros del clero. Se necesita implementar un sistema preventivo y evaluación psicoafectiva, emocional y humana de los jóvenes vocacionados y candidatos al sacerdocio. Implementando una formación humana integral y procedimientos de evaluación psicológica más minuciosos se ayudará a prevenir distintos casos de abusos sexuales y se ayudará a los candidatos al sacerdocio a integrar la dimensión correcta de la sexualidad en el camino vocacional que han escogido en celibato. “Una vida tan total y delicadamente comprometida interna y externamente, como es la del sacerdocio célibe, excluye, de hecho, a los sujetos de insuficiente equilibrio psicofísico y moral, y no se debe pretender que la gracia supla en esto a la naturaleza” (Enciclica SACERDOTALIS CAELIBATUS n. 64).

12. No distinguir las señales de alerta del abuso

Informados sobre el abuso sexual y sus consecuencias para distinguir comportamientos sospechosos tanto en el perfil de los agresores como en las víctimas. Las vías para lograrlo son la formación y experiencia para identificar los signos, alertar e intervenir de forma apropiada.

Este encuentro en el Vaticano es una de las tantas acciones eficaces para que las autoridades eclesiales del mundo en unión al Papa Francisco intercambien la experiencia y aprendizaje de los casos de abuso sexual a menores. No queremos que más países pasen por la misma experiencia dolorosa de aprendizaje, estemos listos para “actuar con cero tolerancia frente a los casos de abuso sexual”.

Por: Miguel León Astudillo
Director Metanoia
mleon@metanoia-ecuador.org

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