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La victoria republicana en las elecciones a mitad de mandato (mid-term) en Estados Unidos es abrumadora. Esta victoria ha representado un golpe para los demócratas quienes continúan impulsando la política de salud que promueve el gobierno estadounidense, Obamacare.

Aumentan en 11 escaños su mayoría en la Cámara de Representantes, donde superarán el control del que dispusieron en tiempos de Harry Truman, hace sesenta años.

Invierten la mayoría demócrata en el Senado al ganar 7 escaños y conservar todos los suyos; los últimos dos años de Barack Obama en la Casa Blanca serán bajo un férreo control republicano del Congreso. 

Conquistan cuatro nuevos estados a los demócratas (Illinois, la patria chica del presidente, además de Arkansas y dos estados de la costa este, Maryland y Masachusetts) aunque pierden uno (Pennsylvania), con lo cual la mayoría republicana entre los gobernadores también se consolida.

El aborto, importante factor de voto

Una de las características de estas elecciones es que los grupos provida norteamericanos han conseguido que la cuestión del aborto estuviese en la agenda electoral. No ha sido en muchos casos el factor decisivo, pero allí donde las lides por el escaño han sido ajustadas, el respaldo público de las organizaciones provida sí ha arrastrado miles de votos para inclinar la balanza. 

En ese sentido la victoria republicana es muy significativa, pues los siete nuevos senadores participan, en mayor o menor medida, de convicciones a favor del derecho a la vida, mientras que sus rivales demócratas eran todos militantemente pro-aborto.

El implacable vuelco en el Senado

Pero donde la victoria republicana más daño hace al abortismo es en el Senado. Ahí Barack Obama ha contado con la complicidad del hasta ahora líder de la mayoría demócrata, Harry Reid, para bloquear iniciativas legislativas contra el aborto a partir de las 20 semanas o para impedir que el aborto sea financiado con fondos federales.

El sustento de la cámara alta para aquellos aspectos del Obamacare (comprometido ahora en sí mismo) relacionados con la cultura de la muerte desaparece y abre la posibilidad a los republicanos de enderezar algunas de las decisiones más siniestras del presidente en el ámbito de la política sanitaria.

La nueva situación

Tras estas elecciones, el nuevo líder de la mayoría republicana en el Congreso será el veterano Mitch McConnell, quien ha conservado sin dificultad su puesto por Kentucky (56,2%, +15,5). Tiene un ranking 100% provida en todas sus votaciones en el Senado y derrotó a una candidata demócrata abortista radical, Alison Grimes. 

Y Obama ve peligrar, desde el poder legislativo, lo que ya está peligrando desde el poder judicial: el mandato abortista de su Departamento de Salud, implementado por una sedicente católica, Kathleen Sebelius (sustituida en junio), con el que el gobierno estadounidense podría potencialmente cerrar todas las instituciones católicas del país si no aseguran a sus empleados para garantizarles coberturas anticonceptivas y abortivas.

Vía Religión en Libertad

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