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Que el sonido de la campana de los no nacidos nos invite a oír la voz de Dios, que nos llama a defender el don de la vida desde la concepción.

Con una afluencia masiva de fieles la campana de “Los no nacidos” fue presentada, bendecida por monseñor Luis Gerardo Cabrera y tocada por primera vez en Guayaquil por Victoria Ruiz Pozo, niña que expresó: “Yo respetaré, defenderé, amare y serviré a toda vida humana desde la concepción hasta su muerte natural”, quien también dijo: “Cuando aprendía la oración sentí una responsabilidad y alegría en mi corazón… Y, al tocar la campana se estremeció mi corazón».

 

 

La ceremonia la presidió monseñor Luis Gerardo Cabrera y el custodio de la campana es Mons. Picciolli. Esta empezará su recorrido por el país para que suene alto y claro que Ecuador es un país que defiende la vida desde la concepción.

 

 

Extracto de la homilía de monseñor Cabrera

“No somos dioses para decidir quién vive y quién muere”, dijo el Arzobispo en la homilía de la Misa que presidió esta mañana en la Catedral de Guayaquil.

“El secularismo, bajo el concepto de Estado Laico, ha ido destruyendo la conciencia religiosa; poco a poco nos han convencido que cada uno es un dios, capaz de hacer de su vida lo que quisiera, sin que importen los más pequeños y débiles”, explicó el Prelado ecuatoriano.

“He aquí queridos hermanos la gran tentación del ser humano: declarase creador de sí mismo y de cuanto existe y ser capaz de fabricarse sus nuevos ‘becerros de oro’, como el dinero, el poder, la fama, la ley, la ciencia, la ley, la política; dioses que se creen con el derecho de decidir quién vive y quién muere”, resaltó Mons. Cabrera.

El Arzobispo subrayó que “también debemos despertar la conciencia jurídica para que ponga la ley al servicio de la vida desde la concepción, como está establecido en el artículo 45 de la Constitución”.

“Es absurdo que se regatee hasta qué semana es lícito abortar, sabiendo que, en cualquier fase de la gestación en que se practique, muere un ser humano”, lamentó.
El Prelado alertó asimismo que “la mayor discriminación es legalizar la muerte de quienes han sido concebidos en circunstancias difíciles con la pretensión de solucionar otros crímenes, como la violación”.

Mons. Cabrera dijo además que “un ser humano que muere en un aborto voluntario también es víctima de nuestra indiferencia, de nuestra complicidad o de nuestra cobardía, ya sea personal o social”.

 

 

La misión de la campana de «Los no nacidos»

El Papa Francisco, al bendecir la campana, dijo: “Que su sonido anuncie al mundo el Evangelio de la vida, despierte la conciencia de las personas y recuerde la voz de los no nacidos”. Anunciar, despertar y recordar: He aquí la misión principal del sonido de la campana.

 

 

a) Anunciar el Evangelio de la vida

El anuncio del Evangelio de la vida nos invita a reconocer y valorar su bondad, grandeza y belleza en cada ser humano. Del mismo modo, la Buena Noticia de la vida nos desafía a desarrollar nuestras capacidades físicas, psíquicas, morales y espirituales, con el fin de pensar, sentir, amar, soñar, sonreír, servir y ser felices.

b) Despertar la conciencia de las personas

La conciencia es la capacidad para darse cuenta de sus propios actos y sus consecuencias. Sin embargo, la conciencia personal y social puede estar dormida por falta de formación o por algún interés social, político o económico. De hecho, en la historia, hubo épocas en que éramos inconscientes de la gravedad de muchos crímenes, como la esclavitud, los abusos de menores, la trata de personas, la violencia contra la mujer, los robos al Estado y, ahora, el aborto provocado. ¡Es hora de despertar!

Despertar la conciencia de que la vida comienza en la concepción, tal como lo demuestra la ciencia médica. Por este motivo, en la campana están esculpidos el código genético y una ecografía de un niño en el vientre de una madre gestante. Por su ADN, cada vida es única e irrepetible.

Despertar la conciencia política que busca el bien común de todas y cada una de las personas, comenzando por las más vulnerables. La política si no está al servicio de los derechos humanos, no tiene carta de ciudadanía.

Despertar la conciencia religiosa que manifiesta la íntima relación del ser humano con Dios: “Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado” (Jr. 1,5). La conciencia religiosa demuestra que todo ser humano, independientemente del modo en que haya sido concebido, es acogido y amado por Dios.

 

 

c) Recordar la voz de los no nacidos

Cada año, mueren más de 42 millones de seres humanos por el aborto. Sus voces, aparentemente, no podrán levantarse para reclamar su derecho a vivir como los demás. Sin embargo, el sonido de la campana nos seguirá recordando sus voces, sobre todo cuando pretendamos olvidarlas, aduciendo que se trata solo de un óvulo fecundado, un cigoto, un embrión o un feto sin pensamiento ni sentimiento.

Pero no todo está perdido; sus voces también nos recuerdan que Dios siempre está dispuesto a perdonarnos y a sanar nuestras heridas si nos abrimos a su amor sin condiciones y a su infinita misericordia.

Que María, la madre de los no nacidos, nos acompañe en esta gran misión de anunciar la vida, despertar la conciencia y recordar la voz de los no nacidos, como el sonido de la campana.

 

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