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¿Qué tan diferentes eran los abuelos de antes?

Sin importar la época, los abuelos han sido importantes en la convivencia familiar y un gran apoyo para sus hijos en la formación de sus familias. Ellos son un invaluable tesoro, porque son los encargados de transmitir, la fe y la cultura religiosa, en especial en estos tiempos. También son los conocedores de la historia de sus antepasados, las costumbres y tradiciones familiares que pasan de generación en generación, reafirmando en los nietos su sentido de identidad y pertenencia a la familia.

Pasa mucho que cuando las hijas o nueras son madres por primera vez, las abuelas gracias a su experiencia de vida, enseñan sus conocimientos sobre cómo prepararse para la llegada del nuevo integrante, orientándolas sobre cómo atenderlo y hasta les ayudan las primeras semanas a cuidar al bebé.

Los abuelos de hoy

Sin embargo, la imagen de los abuelos ha cambiado mucho. Ellos pasaron de ser una figura de autoridad, y algo distante, a una persona más dinámica e involucrada en la vida de sus nietos con quienes seguramente se sientan a jugar en el suelo o hasta se toman “selfies”.

En un mundo globalizado como en el que vivimos, cada vez más competitivo, donde ambos padres trabajan, los abuelos se han convertido en la tabla de salvación de sus hijos. Al momento de no tener con quien dejar a los niños, ellos conviven más tiempo con sus nietos: los cuidan, los recogen del colegio, se encargan de alimentarlos, entre otras actividades. Esto supone muchas veces dejar de lado sus proyectos personales y hacer incluso ciertos sacrificios (que no está mal si lo hacen voluntariamente).

Pero, ¿qué sucede si ocurre por miedo a que si no aceptan cuidarlos no podrán ver a sus nietos? o porque los hijos se lo exigen como un trabajo a tiempo completo porque “son sus nietos”. Esta experiencia, que debe ser placentera, terminará convirtiéndose en una pesadilla y puede llegar a causar problemas como depresión y otras alteraciones en la salud de los abuelos.

Respetar las etapas 

Hay que tener en cuenta que los abuelos ya criaron a sus hijos. Ellos esperan ser parte de la vida de sus nietos, pero esto no tiene por que implicar encargarse de ellos haciendo las veces de padres sustitutos. Ahora están en otra etapa de sus vidas y ya no tienen la responsabilidad de la crianza y educación. Su rol, por lo tanto, es más el de consentir que el de corregir o ser estrictos; sin que esto impida que eventualmente lo puedan hacer si fuera necesario, pero jamás desautorizando a los padres.

Existe también el otro lado de la moneda, de aquellos abuelos “entrometidos”, que, sin que los padres les soliciten ayuda se inmiscuyen en la vida de sus nietos. Aunque la experiencia y consejos de los abuelos son muy valiosos, se deben respetar las decisiones que sus hijos tomen con respecto a su vida familiar, aunque muchas veces no se esté de acuerdo.

Por tanto, una buena relación entre padres y abuelos tiene incontables beneficios. Lo importante es tener claro y respetar el rol que le corresponde a cada uno. De esa manera se nutrirán positivamente las relaciones familiares en un ambiente de armonía y amor en el que todos ganarán, especialmente los nietos.

Por Arq. Paula Ávalos de Romero
avacomn@gmail.com

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