Es importante tener espacios para crecer personalmente, y desarrollar la propia personalidad. Las adicciones afectivas, muy comunes en nuestro tiempo, generan situaciones de celos y de malestar continuo.
Les dice el Señor en el Evangelio
«que vayan a descansar porque acaban de volver. Después de ir a predicar de dos en dos, y venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco, les dice el Señor»(Cf. Mc 6, 30-34).
Y me gustaría fijarme en esta frase, la necesidad de tener la cabeza clara y el corazón tranquilo para poder hacer las cosas bien. Es decir, que ¿cómo podemos comportarnos como buenos discípulos del Maestro, como buenos apóstoles? Es descansando y teniendo el corazón en paz.
VENGAN A DESCANSAR
Para eso, es importante saber cuando el corazón no está tan bien puesto, digamos. En este sentido, vale la pena hablar sobre las adicciones afectivas, que las he visto que se dan con más frecuencia en este último tiempo.
A ver, me voy a explicar. Es frecuente utilizar la temida palabra “adicción” con esa connotación peyorativa, adicción al alcohol, a la droga, al teléfono, a los videojuegos, adicciones en general.
Y justamente ese sentido negativo es el que quiero utilizar para hablar de adicciones afectivas.
Pues bien, entre jóvenes y adolescentes, y a veces entre mayores también, cuando el amor no es humilde y ordenado, se suelen crear estas traumáticas adicciones afectivas. Las que vienen expresadas después por un espíritu celoso, posesivo, que conduce a fuertes conflictos en las parejas y sin que falten a veces, casos patológicos, que llevan a verdaderas depresiones o suicidios.
Tener paz en el corazón, como dice el Señor: «Vengan a descansar».
Hace que pensemos también si descansamos incluso de nuestras relaciones.
O sea, si tenemos tiempo para otras cosas importantes. Puede ser a veces adolescentes que quieren pasar todo el tiempo juntos, por ejemplo.
Pero eso no es tan sano, porque estas adicciones se atemperarían si no existiesen justamente estos noviazgos o amistades, esas que absorben obsesivamente todo el tiempo, y que sin desarrollo gradual, abruptamente impiden poner el corazón en otras dimensiones importantes de la vida.
Tener tiempo para el novio o la novia, pero también para el trabajo, para la propia familia, para las necesidades nacionales e internacionales, para desarrollar hobbies…
ADICCIONES AFECTIVAS
Fíjense que cuando los adolescentes se enredan en este tipo de noviazgos, que se vuelven realmente tóxicos porque dependen tanto emocionalmente el uno del otro, se va generando como un espíritu posesivo o un espíritu celoso que potencia el ensimismamiento, el autismo espiritual, el egocentrismo, el victimismo, y los sufrimientos afectivos.
Todo esto se opone a la concepción justamente cristiana, que nos invita a pensar en el otro, como alter ego, el otro.
Y si el novio o la novia, adictos a los celos, presionan para que haya exclusividad las veinticuatro horas del día… Claro, deberían dejarse las cosas claras y decir en ese ámbito: —Tú no pretendas ser el centro del cosmos o de la historia. Dame un poco de espacio para respirar, dame un poco de espacio para tener más presente a Dios.
DIALOGAR CON LOS JÓVENES
En relación a esto, me viene a la memoria un testimonio que escuché de un sacerdote que una vez le habían invitado a comer en la casa de un matrimonio que tenía un hijo adolescente, de unos quince años.
Y él contaba que mientras comían, charlaba con ese chico sobre un tema de un libro filosófico que había leído, y que lo defendía con un tesón.
Este sacerdote que fue a esa casa empezó a rebatir todas las cosas falsas que tenía ese libro y terminó por acribillar íntegramente el escrito, por así decir. No quedó piedra sobre piedra.
Pero claro, en el momento final de la exposición del sacerdote, cuando el chico estaba ya con la boca abierta, sin poder dar ningún argumento a su favor, disgustado, terminó levantándose de la mesa, como con una señal de protesta.
Luego el sacerdote cuenta que ya se solucionó el problema, el impase y que al final llegaron a ser buenos amigos.
Pero lo que le sirvió fue lo que le dijeron los padres del chico. Los padres del chico le decían: —Padre, tenga usted presente que en la vida, cada uno es lo que ha leído; y usted ha leído decenas o tal vez centenares de libros filosóficos y humanísticos.
—Si yo le destruyo con mis argumentos, uno de ellos, tan solo habré despedazado alguna de sus convicciones. Pues acabar completamente con sus ideas implicaría refutar todos los demás libros que ha leído y que son claves en su concepción de la vida.
—Pero mi hijo adolescente, leyó solo un libro; y cuando usted, delante mío lo acribilló por completo, no le destruyó solo uno de sus libros, sino el único libro, es decir, le destruyó todo su pensamiento.
Y cuenta este sacerdote que después de meditar esa observación aguda, desde ahí empezó a tener más en cuenta, en el diálogo con los jóvenes, qué es lo que ellos sentían o cómo veían el mundo… Y eso le ayudó.
EL CENTRO DEL UNIVERSO
Ahora, una jovencita o un jovencito que vive un noviazgo donde ella y el novio son una cosa que siempre están juntos, siempre, siempre juntos, permanentes, a tal punto que ya no estudian ni están con sus amigos, no comparten nada con la familia.
Seguramente quedarán en un estado de depresión aguda si el novio o la novia corta este noviazgo abruptamente, porque no habrá sido sólo la ruptura de un noviazgo, sino lo que le da todo el sentido de la vida.
Por eso, es lo mismo que el ejemplo del sacerdote que le destruyó completamente todos los argumentos al chico, porque es lo único que conoce.
Es necesario tener una una experiencia vital más amplia, ir alimentando los afectos del noviazgo gradualmente hasta conseguir que se cristalice con naturalidad y armónicamente con los demás deberes que cada uno compete realizar dentro del mundo.
Y esto, es lo que nos ayuda a ser más humildes y que no pretendamos, al iniciar una relación afectiva, que la otra persona nos trate artificialmente como si fuéramos desde el primer momento el centro del cosmos y de la historia.
Aprender que las adicciones afectivas, producen graves daños en el crecimiento y maduración personal, y que impiden un claro relacionamiento con otros, especialmente con Dios.
EN CONTACTO CON EL SEÑOR
Señor Jesús, aquí durante este rato de oración, te pedimos que nos ayudes a madurar a cada uno de nosotros. Y te pedimos también que si vemos que en nuestra familia se dan este tipo de relaciones, de adicciones afectivas, que sepamos llevar con un consejo. Que sepamos abrir la posibilidad de que la gente descanse, de que tengan otros ámbitos.
No estamos diciendo que prueben otros noviazgos, o que den una diversidad sexual. Es simplemente tener otros intereses que complementen a la persona, que le hagan tener un ámbito más grande donde respirar.
Que permitan que otros amores crezcan también, porque si no, es muy difícil que el amor a Dios. Por ejemplo, crezca con fuerza en un ambiente donde no hay oxígeno, porque es tan absorbente que se produce una adicción afectiva.
Bueno, Señor, que sepamos tener buena mano para abrir esos espacios, que cada uno pueda tener esa personalidad que crezca también en contacto contigo, Señor.
Que evitemos cualquier indicio de esta adicción afectiva, que a veces se puede producir entre novios, a veces lastimosamente entre esposos, a veces entre familiares que están muy cercanos.
Y algunas veces entre amigos, que no quiere que la amiga tenga otra amiga, que quizás le parece que le está defraudando o que le está traicionando.
ESTAR CON JESÚS
Bueno, son cosas o situaciones en la que hay una adicción afectiva que no es sana.
Vamos a pedirle al Señor que nos ayude a seguir su consejo de descansar, de tener otros ámbitos. De abrirse tiempo para poder conversar y profundizar lo que vivimos.
Que tengamos estos también momentos de conversación solos con Él. Y es que para eso les llamaba el Señor, para salir a un sitio en descampado, para estar solo con Él.
Me parece que esta idea es muy luminosa, de ver cómo podemos hacer para tomar un tiempo de retiro…
Acabo de estar hace pocos días de curso de retiro con un grupo de señores. S se notaba como les había ayudado a ellos retirarse con el Señor a descansar y a profundizar en sus enseñanzas.
Bueno, que busquemos qué ámbitos me pueden servir a mí hoy y ahora. Y cómo puedo ayudar a la gente que quiero para que también los tenga y también los descubra.
Ponemos estas intenciones en manos de nuestra Madre, la Virgen María.