Compartir:

Queremos pasar de estar cansados a ser seres descansados. Cosa que, como bien sabemos, nadie logra en una semana, ni en quince días. 

Las vacaciones a lo largo de la vida apuntan a «descansar» de una cierta rutina. Cualquiera sea. Según la edad que tenemos no la recibimos igual: a veces con más energía a veces con menos, pero siempre fue y es muy esperada. Hay algo de «escaparse» de lo que somos a diario para ser alguien más y mejor. Queremos pasar de estar cansados a ser seres descansados. Cosa que, como bien sabemos, nadie logra en una semana, ni en quince días.

¿Alguna vez nos sentamos realmente a pensar de dónde viene el cansancio? A estas alturas, estar cansado es moneda corriente. Y no lo digo por el factor edad, sino, por el factor «modo de vida» que llevamos.

De igual manera, hay toda una concepción de que, porque tenemos cierta edad, es más lógico sentir agotamiento. Pues no amigos. No es así. Fisicamente, podemos tener ciertas limitaciones, o no, que seremos nosotros mismos los encargados en encaminar.

Pero ¿anímicamente? Alguna vez te sentaste a pensar que muchas veces estamos cansados porque no estamos ¿»cuidando nuestra quintita»? Con esto me refiero: ¿Qué quiero, necesito anhelo yo? ¿Me estoy ocupando de eso? o ¿estoy regalando mi energía vital al mundo?

Muchas veces le vamos echando culpas a un trabajo, a la familia, a los hijos, al dinero, a lo que hay y no hay. A lo externo. como si fuera un ente todo poderoso que se apodera de nosotros: «un dementor» de Harry Potter llevándose nuestra energía vital; y lo que no vemos, es que somos nosotros mismos los que vamos regalando lo mejor de nosotros por muy poco a cambio.

Quedamos cansados y todo nos hastía. Pero ¿de verdad nos hastía el trabajo o los otros? o ¿será la forma en la que interactuamos con eso? Ya estamos grandes, lo se. Y es por eso que he aquí una gran invitación a que dejemos de estar cansados. Y si, se logra fácil y con esfuerzo: la parte fácil es tomar la decisión de priorizarnos (ya es hora) la parte del esfuerzo es la de poner límites. No es fácil pero hoy es el mejor momento. Un ejercicio sano que nos va a descansar.

Esta semana leí esto y me viene como anillo al dedo:

«Si alguien entregara tu cuerpo al primero que pasara, te sentirías indignado. Sin embargo, tú entregas tu disposición interior al primero que pasa, pues basta que cualquiera te insulte para que te sientas alterado y confundido. ¿Y por esto no te avergüenzas?»

«Manual para la vida feliz, Epitecto. Ed. Errata Naturae 

Por Diego Bernardini @lasegundamitad.org

Compartir: