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El suicidio es una problemática que ha ido en aumento, convirtiéndose de este modo en una de las primeras causas de muerte en menores de edad. Para prevenirlo, la comunicación es la clave. 

De acuerdo con la psicóloga infantil Ingrid Wehdeking, el suicidio infantil puede entenderse como el acto en el cual un menor atenta contra su propia vida, con el objetivo de ponerle fin a una situación que le ha causado sufrimiento y que, ante la desesperación, no sabe cómo manejar, por lo que recurre a pensamientos u actos autolesivos que pueden llegar a provocar la muerte.

 «Este comportamiento es producto de la inestabilidad de un niño en no saber manejar emocional ni socialmente las situaciones que para él resultan dolorosas”, establece la especialista.

Según cifras de Medicina Legal, en el primer trimestre de este año se registró el suicidio de 65 niños comprendidos en las edades entre los 5 y 17 años.

Las causas

El fracaso escolar, el ‘bullying’, la soledad, el aislamiento, los cambios drásticos de comportamiento y la imitación de acciones de personas que hayan presentado ideación o intentos de suicidio, son factores de riesgo, revelados mediante un estudio por la Universidad de La Sabana, que podrían hacer vulnerable al menor frente a esta problemática.

Del mismo modo, para Beatriz Muvdi, psicóloga y máster en Desarrollo Familiar, situaciones como relaciones complicadas con los padres, el divorcio, la rivalidad fraterna, la muerte de un ser cercano y la baja autoestima ocasionada por falta de aceptación de la imagen física, son otras de las circunstancias más comunes relacionadas al suicidio infantil.

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“Aunque adultos y niños pueden presenciar la pérdida de la esperanza en la vida, el adulto es más abierto a buscar ayuda psicológica ya que tiene los medios para hacerlo, mientras que el niño tiende a callar más su dolor”, afirmó Muvdi.

Los síntomas

Resalta Wehdeking que la familia y miembros del entorno escolar deben estar atentos si el menor presenta bajo interés por realizar actividades propias de su edad, negativismo extremo, pérdidas de apetito y/o peso, agresividad física y/o psicológica e interés por la muerte.

De igual modo, comportamientos como evitar salir a la calle, la presencia de tics nerviosos y, en algunas ocasiones, cortes en la piel, un acto usado para disminuir el dolor emocional, son presentes en niños vulnerables con tendencia al suicidio.

Es la responsabilidad de cualquier miembro cercano al menor estar pendiente de estos signos de alerta. Si es detectado un intento de suicidio por parte del niño, Muvdi recomienda buscar de inmediato ayuda psiquiátrica y psicológica, y tanto la familia, como el colegio, deben trabajar en conjunto por la solución y recuperación del menor afectado.

Cómo método de prevención, Yahira Guzmán, psiquiatra y jefe del área de Salud Mental de la Universidad de La Sabana, aconseja que este tema debe tratarse desde la casa y en comunicación con la familia, de una manera abierta y natural.

La buena comunicación permite  generar confianza con el menor. “No se debe tratar como un tabú, ni como algo positivo. Al hablar sobre esto, se debe respaldar la conversación con información sólida, pero nunca de manera explícita ni con detalles”, concluye Guzmán.

Al hablar del suicidio en casa

  • Trate el tema desde las causas y escuche la opinión del menor.
  • Evite juzgar.
  • Enséñele al menor el fracaso como una oportunidad.
  • Si es consciente que el menor intentó lastimarse, no se alarme con exageración. Pregúntele cuáles fueron las razones que lo llevaron a cometer esta acción.

Vía The Family Watch

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