Compartir:

¿Estás sediento de likes y seguidores? 4 cosas que necesitas entender ahora mismo para no seguir cometiendo los mismos errores y ser feliz.

Aunque me avergüenza un poco decirlo, sin querer he caído muchas veces en ese jueguito de los likes y los seguidores. Primero porque nadie que yo conozca, tiene una autoestima a prueba de balas, entonces que te hagan sentir que lo que haces es aprobado por otros, se siente bien.

En segundo lugar, porque gran parte de mi trabajo consiste en crear contenidos que interpelen a diferentes audiencias y estas interactúen y respondan, generalmente con un «megusta». (Megusta de aquí en adelante es un verbo: megustar).

Si llevas adelante las redes sociales y perfiles digitales de una organización, de una comunidad, de un grupo o de tu mismo proyecto y esos likes y seguidores se traducen en gente que va a tus eventos, que aporta en tus campañas o que visibiliza tu causa, necesitas reflexionar en estos cuatro puntos:

1. Una motivación sincera al publicar contenidos

Para mí es raro cuando la gente mendiga un «megusta». Hay muchas cuentas que te piden por favor que los sigas y «megustes» sus publicaciones. Publicar contenido con ese único y principal objetivo hace que todo pierda sentido.

Mi recomendación: sé sincero al publicar contenidos. Publica cosas que sientas que valen la pena ser compartidas, que te enorgullecen, que merecen ser comunicadas.

Llenar tu perfil de selfies (tuyas, de famosos, influencers o quien sea) solo alimentan la vanidad y no aportan nada. Lo mismo aplicaría para aquellas marcas o emprendimientos que una y otra vez publican sus productos, eventos o causas como si fueran un disco rayado.

En cambio, si lo que compartes en redes sociales lo haces porque de verdad crees que vale la pena que otros lo conozcan, adelante. ¡Qué nadie te detenga si vas a compartir buenas noticias!

Ya no parece chiste repetido aunque lo cuentes varias veces, porque todos somos capaces de descubrir y sentir, que lo que nos quieres contar, es sincero y te alegra poder compartirlo.

Además crees de corazón que nos puede beneficiar y mejorar la vida (en el caso de eventos, productos y causas), entonces más de alguno, además de «megustar» el contenido, seguro irá al evento, comprará el producto o apoyará la causa.

 

likes 1

 

2. Hablemos de lo que te motiva

Para hablar de motivación me gustaría que pensáramos en Viktor Frankl, un reconocido autor cuya obra más destacada: «El hombre en busca de sentido» narra sus vivencias (sufrimientos terribles) y descubrimientos psiquiátricos luego de haber pasado años como prisionero en campos de concentración alemanes durante la 2da Guerra Mundial.

En su libro, habla acerca de las motivaciones que algunos tienen para hacer el bien, para destacar, para darle sentido a su existencia. Una en particular, me llama la atención:

«Creo que hasta los mismos santos procuran exclusivamente servir a Dios, olvidándose por completo de los actos que conducen a su propia santidad. Si se centraran especialmente en los actos que conducen a la santidad terminarían con una personalidad perfeccionista, pero no santos».

¿Cuál es tu motivación al momento de publicar un contenido? Una opción es buscar solamente que aumente el número likes y seguidores. Otra opción es ingeniártelas para hacer un bien a los demás aportando un contenido de valor en redes sociales. ¡Tú decides!

 

LIKES 1

 

3. Tu valor expresando en números

¿Algo es mejor o peor porque tuvo buenos resultados en redes sociales? La respuesta rotunda es no.

Ni un plato de comida es más rico, ni una prenda de vestir se siente más cómoda, ni un concierto estuvo más entretenido o un retiro espiritual dio mayores frutos porque la foto que publicaste de ellos, tuvo buena respuesta en redes sociales.

Lo mismo aplicado a la vida de las personas, nuestras vidas. Ya te comentaba que una parte de mi quehacer laboral tiene que ver con publicar cosas y que estas «tengan éxito», por lo que frecuentemente reviso estadísticas, números y datos.

Leo sobre algoritmos, estrategias y nuevos métodos. Sinceramente un afán que no cambia en nada el valor de aquello que quiero promover a través de una publicación.

La institución para la que trabajo (una congregación religiosa), es excelente, aun cuando alguna publicación no haya tenido la respuesta esperada en Instagram.

Yo soy una buena persona (o al menos intento serlo), aun cuando mis fotos y mis chistes en redes sociales (o mis posts en Catholic Link) no los «meguste» más que mi mamá y mis amigos cercanos.

Tú eres valioso incluso si tu día no tuvo ningún momento digno de ser fotografiado y publicado en alguna red social. Nuestro valor es intrínseco, no viene dado por la aprobación o respuesta de otros. Esto es algo obvio, de perogrullo, pero cuesta metérselo en la cabeza.

4. El desafío de atraer a otros

Yo, al igual que tú, soy católico y para mí Jesús es el mayor y más grande influencer en la historia de la humanidad. Su contenido, aún sin haber tenido redes sociales, es «retuiteado» y compartido hasta el día de hoy.

Aunque algunos quieran culpar al Imperio Romano y a un montón de teorías conspiratorias que expliquen el fenómeno, la verdad objetiva es que el cristianismo y las «ideas» de Jesús, han sido tan atractivas para millones de personas en la historia, que a pesar de los errores de las instituciones que representan esas «ideas», la gente sigue creyendo en ellas, las «megusta».

Entonces, antes de buscar rostros de influencers, romperse la cabeza pensando estrategias, buscando ideas y siguiendo las últimas tendencias: lo mejor sería revisar lo que estoy haciendo y buscar la forma en que sea atractivo para otros, incluso si mi foto es mala, mi estrategia es pobre y mi producción es austera.

Que sea atractivo porque lo que contiene es de valor y en algún aspecto mejora la vida de los demás, no importa si es un chiste, un producto, un evento, una buena causa o una nueva prenda de vestir.

Los likes y los seguidores llegarán solos y si no llegan, tienes la tranquilidad de comunicar de forma sincera algo que te convence en el alma que es bueno.

 

LIKES 3

 

Escrito por: Sebastián Campos, vía Catholic-Link.

 

Compartir: