El acné es un trastorno de la piel que se caracteriza por obstrucción de folículos pilosos con grasa y células muertas cutáneas causando puntos blancos, puntos negros y granos.
Es muy común en adolescentes, pero puede presentarse a cualquier edad, de manera más común en la cara, pecho, parte superior de la espalda y hombros. Entre los factores desencadenantes del acné se encuentran las alteraciones hormonales, mala alimentación, inflamación, bacterias, antecedentes genéticos, alteración de la microbiota, folículos pilosos obstruidos por exceso de sebo, ciertos medicamentos como testosterona y corticoides, estrés y cosméticos, entre otros.
Los hábitos son un factor muy importante que se debe tomar en cuenta para evitar, tratar y para no fomentar el acné, ya que pueden mejorarlo o empeorarlo. Realmente lo que comemos si afecta nuestra piel, por lo tanto, hay que concientizar acerca de lo que estamos consumiendo para que los nutrientes de los alimentos beneficien la salud de nuestra piel. Hoy en día la alimentación occidental y moderna es pro inflamatoria rica en alimentos azucarados, con gran cantidad de grasa y ultra procesados con ingredientes nocivos. Estamos siempre en contacto con este tipo de alimentos, pero tenemos que aprender a balancear nuestra alimentación para evitar consumirlos en exceso y fomentar más bien una alimentación anti inflamatoria con alimentos naturales que nos aporten vitaminas, minerales y antioxidantes.
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Tomemos en consideración que para cuidar la salud de nuestra piel tenemos que empezar por lo que comemos poniendo en práctica los siguientes consejos:
- Seguir una alimentación rica en alimentos naturales en un 90% y procesados en un 10%.
- Consumir alimentos con índice glucémico bajo o medio.
- Incluir alimentos ricos en prebióticos y probióticos para cuidar la microbiota intestinal.
- Incluir alimentos ricos en zinc y selenio como huevo, semillas de calabaza, nueces, camarones y cereales integrales, ya que tienen un rol importante en la cicatrización.
- Incluir alimentos ricos en grasas buenas como aguacate, aceite de oliva extra virgen, salmón, almendras y macadamias.
- Incluir alimentos ricos en vitamina C como kiwi, guayaba, limón, frambuesas, brócoli, espinaca y pimientos debido a que poseen propiedades antibacterianas y antiinflamatorias que ayudan a calmar el acné y desinflamar.
- Mantener un balance entre omega 6 y omega 3 para evitar la inflamación.
- Evitar alimentos con azúcar añadida, colorantes y aditivos.
- Evitar lácteos, chocolates, harinas refinadas y refrescos.
- Cuidar la salud hepática debido a que el hígado es un órgano excretor y si se ve forzado a trabajar de más algunas de las toxinas que elimina pueden llegar a la piel y causar inflamación y acné.
- Beber té matcha que contiene gran cantidad de antioxidantes.
- Controlar los niveles de estrés y dormir bien.
- Utilizar los productos adecuados según el tipo de piel y mantener un tratamiento médico según las necesidades del caso.
- Mantener una buena hidratación y cuidar la piel del sol con protector solar.
Nuestra piel es el reflejo de lo que comemos y de nuestros hábitos por lo que estos determinarán la salud de la microbiota cutánea y en consecuencia tendremos una piel lisa o con imperfecciones. Existe una estrecha relación entre microbiota cutánea y sistema inmunológico por lo que es importante mantener un equilibrio y diversidad de microorganismos para que agentes patógenos no alteren la microbiota de la piel. A su vez la microbiota intestinal tiene un rol importante, ya que si nos alimentamos de forma incorrecta podemos alterar la microbiota intestinal y provocar enfermedades cutáneas como dermatitis atópica, acné, psoriasis y dermatitis seborreica. En conclusión, gran parte de nuestra salud cutánea está marcada por el eje intestino piel.
Escrito por: Melissa Coto, Nutricionista. IG: melcoto_