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En nuestro diario vivir estar en movimiento es fundamental para mantener en buen estado nuestra salud física y mental.

A lo largo de mi vida he oído múltiples discursos sobre por qué es necesario el ejercicio (movimiento), sin embargo, mis experiencias con el deporte siempre han sido de lo más aterrorizantes, desde una coordinadora de baile que no me dejó ser parte de su grupo por “gorda”, un entrenador que me mandó quince días a cama porque “no pain no game” hasta una lesión por colocar mal una pierna en una rutina.

Todas estas experiencias contadas realmente lo que relatan es la historia de una persona que no conocía su cuerpo y no podía manejarlo a su favor, sino usarlo para lo que necesitaba sin disfrutarlo, una persona no diferenciada del discurso de su entorno a partir de su cuerpo y desconectada completamente de él, esa persona soy yo. Desde asumir que mi relación con mi cuerpo era bastante nula o no correspondía a mi cuerpo actual, comencé a investigar desde la psicología, la pedagogía e incluso las ciencias del deporte y aprendí a relacionarme con él favorablemente, hoy me conozco más, lo cuido mejor y sé mis posibilidades y áreas a fortalecer.

 

 

Relación con nuestro cuerpo

Acá algunos detalles importantes para revisar cómo nos relacionamos con nuestro cuerpo:

Para Henry Wallon, psicólogo francés: «El esquema corporal es una necesidad; se constituye según las necesidades de la actividad. Es el resultado y la condición de las justas relaciones entre el individuo y el medio».

Es decir, desde su mirada el esquema corporal es cambiante, ahí podemos entender por qué a veces no reconocemos el cuerpo que tenemos, por qué una persona que se hizo la banda gástrica, por ejemplo, no logra reconocerse delgada o no logra medir sus porciones de alimentos sin caer en angustia o no logra comer con gusto por miedo a engordar y así dependiendo de cada caso.

Propone Wallon que hay cuatro factores para la evolución integral del niño: la emoción, la mirada o el contacto con el otro, el medio en el que desarrollamos y el movimiento, desde ahí el crecimiento o la maduración del niño, como del adulto, está en constante desarrollo.

Conocer nuestro cuerpo nos permitirá desarrollarnos integralmente, ponernos en movimiento, hacer algún deporte o algún tipo de ejercicio nos dará conciencia corporal, ¿sabe usted amable lector que la conciencia corporal cambia a partir de permitirnos vivir experiencias diferentes?

 

 

Percepción del propio esquema corporal

Es súper importante enfatizar que los elementos necesarios para una sana elaboración o percepción del propio esquema corporal son: el control tónico, el control postural, el control respiratorio, las capacidades perceptivas y la lateralización, todos factores que trabajamos en ejercicios, pero que definitivamente podemos apreciar más claramente en yoga o pilates… ¡ojo! los deportes de impacto también lo procuran, sin embargo, al ser de impacto y generalmente trabajar a presión no dejan el espacio necesario para la reflexión inter e intra personal, esa parte de la de la reflexión, el conversar, es la parte consciente de la experiencia corporal y nos permitirá desde la palabra redefinir nuestro cuerpo estando atentos a las sensaciones que nos provoquen los ejercicios.

El movimiento y nuestro cuerpo

Desde mi experiencia personal y la confirmación de los datos investigados puedo concluir que para relacionarnos mejor con el cuerpo se necesita:

  • Constancia, más que fuerza, constancia es intentarlo hasta encontrar un tipo de ejercicio que le haga sentir útil y capaz, esto permitirá reconfigurar la lectura corporal.
  • Buen grupo de trabajo, personas que compartan el ejercicio y se ayuden entre sí, se motiven de manera positiva para avanzar.
  • Un instructor que ame lo que hace, que sea paciente y capaz de reconocer la propia forma de quien entrena para hacer el ejercicio y amoldar a esa forma la postura o las exigencias propias del ejercicio que se propone.
  • Y como base comprender que el ejercicio es para mejorar la calidad de vida al conocerse mejor, al sentirse desde los movimientos más pesados y ligeros para comenzar también a cuidarse en la comida o las emociones que el cuerpo pide o necesita.

Para una próxima ocasión podemos revisar los elementos que el movimiento pone en juego, por ahora, les dejo amables lectores con ese descubrir su cuerpo en el aquí y el ahora y no como lo aprendieron o como se quedó congelado desde las experiencias vividas.

 

 

Escrito por: María del Carmen Rodrigo, sicóloga clínica.

 

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