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Aunque generalmente son los adultos quienes caen en este tipo de relaciones cada vez hay más adolescentes en dinámicas violentas.

Situaciones comunes entre adolescentes y adultos
– Esta conversación queda aquí.
– Pero escúchame, que no te he terminado de explicar.
– Y no me vayas a estar buscando porque yo me encargo de llamarte.
Ella se va molesta, sin despedirse y sin fecha de contacto con él.
Él la mira, no entiende por qué ella no lo escucha.
– ¿Con quién hablas? –Silencio… Tono insistente– ¿Con quién hablas?
– Con una amiga.
– ¿Cuál?
– No la conoces.
– Déjame verla. ¿Cómo no la conozco?
Ella le muestra el celular, él se complace y sigue la escena.

Escenarios sutiles de maltrato y control

El primer escenario muestra la anulación del otro, ella se va molesta porque él no actuó como esperaba, castigándolo así con la indiferencia.

En el segundo el control, ante la insistencia, frente al silencio, como si este no fuera una respuesta de espera o de reserva en este caso. Así ella es cuestionada y obligada a justificarse.

Aunque a estas frases les pongamos diferentes tonos, gestos, la conclusión será siempre que son formas de maltrato. Actualmente hay muchos jóvenes en relaciones con estos tipos de abuso, debido a que en la adolescencia poner límites es más complicado que en la edad adulta. Sin embargo, a los adultos también les pasa, ante esto, la pregunta: ¿cómo reconocer el maltrato si socialmente es común esta forma de interacción?

Indicadores de alerta

El maltrato hace referencia al “trato” que se da y a la indiferencia frente a la necesidad del otro. Ahora, somos seres humanos, eventualmente nos va a pasar que estemos en un acto de este tipo, pero ¿qué considerar para no ser radicales?

Un indicador clave es la frecuencia: ¿Qué tan recurrente es que nos involucremos en escenas de este tipo? Si la indiferencia o el trato inadecuado son reiteradas en nuestra relación, (una a dos veces por semana), es frecuente y debo hacer algo al respecto.

El camino inmediato siempre será levantar mi voz de inconformidad, conversar amorosamente y hacer acuerdos con mi pareja, porque tal vez haya estrés y no se ha dado cuenta de lo que sucede. Si el caso es este, perfecto, cuando pase la situación de estrés volvamos al buen trato.

¿Qué pasa si esto no cambia? Si mi pareja vive en una continua situación de estrés, debe aprender a canalizarlo. Como pareja puedo estar junto a él o ella durante este periodo, pero no toda la vida si es a costa de mi bienestar. Si el tema es que “simplemente” no lo logra es porque no es tan sencillo, entonces busquemos ayuda para hablar de manera amorosa y acordar conductas saludables para ambos.

Romantización de las relaciones

Uno de los elementos más importantes que perpetúan la cultura del maltrato es: “Si lo amo debo aceptarlo como es”, “El amor es sacrificios”, “El amor duele”, “Ser una sola carne”… Esta es una fantasía del amor romántico, ni el amor duele, ni se desaparece uno frente a otro, ni debemos aceptar maltrato o renunciar a la realización personal.

Si pienso algo de esto, quien debe buscar ayuda soy yo. En una relación somos iguales, por lo que también se necesitan límites claros y sanos. Construir una relación exitosa requiere de muchos elementos: la conciencia personal, el respeto y la consideración. Si permito al otro conductas sobre mí, que atenten frente a cualquiera de los elementos antes nombrados lo mejor es buscar ayuda.

Estas pueden deberse a la falta de experiencia en las relaciones o a lo que se aprende en el ambiente familiar; por ello es importante revisar sus relaciones. El buen trato y el amor empiezan en casa: ¿cuánto te quieres?, ¿cómo te lo demuestras? y ¿cuán bien te tratas?

Por Ma. del Carmen Rodrigo
Psicóloga Clínica
mariadelcarmenrodrigoh@gmail.com

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