Hay unos valores que pueden ser interiorizados por cada persona que tiene trato directo o indirecto con la empresa.
¿Es posible que desde las empresas podamos contribuir a la formación de ciudadanos socialmente responsables? Las organizaciones han tomado la decisión de hacer vida los conceptos de Responsabilidad Social Empresarial y éste es un gran avance para lograr el objetivo de lograr ciudadanos socialmente responsables desde la empresa. Cada persona puede convertirse en un actor social desde el lugar donde se mueve: trabajo, oficina, fábrica o campo. Son espacios donde los individuos normalmente permanecen 8 horas diarias, 5 días a la semana, lo que nos hace pensar que es tiempo suficiente para instar, educar y contagiar a la formación de individuos.
El que más sabe debe enseñar al que menos sabe, anticiparse a la necesidad del otro, de los pares.
Pero no se trata exclusivamente de una capacitación y formación externa o interna la que deben recibir las personas de una organización -que es válido y se lo practica en los planes de capacitación de cada organización- pero no deber ser el único. El auténtico aprendizaje se debe dar en la vida diaria de las personas dentro de la compañía. Para tal efecto, la organización raya la cancha con algunas herramientas que son propias de las organizaciones: misión, visión, valores, código de conducta, que si no son acogidas no pasarán de ser una decorativa imagen en las salas de recepción.
Estos son algunos elementos que deben ser interiorizados por cada persona que tiene trato directo o indirecto con la organización.
Interdependencia positiva
Un cambio interior, una actitud y una cultura hacia la acción para modificar, mejorar comportamientos, actitudes o posturas que aporten a formarnos como ciudadanos socialmente responsables. Hacer conciencia del impacto de las decisiones tomadas.
Responsabilidad individual
Manejo de emociones, participación activa, involucramiento en problemas, proyectos, crear un voluntariado corporativo. Estar dispuesto a la conquista contínua de las virtudes. Que sea mejor la honradez, que la viveza; la verdad que una mentira por ganar un negocio; la caridad para corregir en lugar de la prepotencia; la colaboración y no la competencia.
Competencias colaborativas/trabajo en equipo
El conocimiento debe ser compartido entre los miembros de una organización.
El que más sabe debe enseñar al que menos sabe, enseñar, acompañar, guiar; anticiparse a la necesidad del otro, de los pares. Es válida la retroalimentación para realizar una tarea o tomar una decisión mejor.
La empresa puede convertirse en un espacio donde cada grupo de interés (accionistas, clientes, distribuidores, empleados, proveedores etc.) pueden aprender y re-aprender. Esto a través de canales de comunicación, resolviendo problemas, tomando decisiones, participando activamente y haciendo vida los valores y código de conducta declarados en la organización, para que no se conviertan solo en una lista de buenas intenciones. Cada líder, empleado o persona relacionada con la organización se convierte en sujeto activo durante el proceso de aprendizaje y enseñanza en la práctica de valores. El líder, como es conocido, debe guiar con su actuación coherente y transversal en RSE con el propósito de construir, transferir y socializar un círculo virtuoso dentro de la empresa.
Por Msc. Raquel Paz de García
Directora Ejecutiva
ACE-UNIAPAC