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enrique granados

Por P. Enrique Granados
Sodalicio de Vida Cristiana
preguntasfe@revistavive.com

 

 

Las críticas hacia instituciones religiosas no dejan de aparecer. Sin embargo, la Iglesia Católica tiene pautas que seguir ante cada adversidad.

Este es un tema complejo, doloroso y difícil de abordar en toda su magnitud en este breve espacio. Parto con una respuesta contundente. Es mentira que el Vaticano haya ocultado los casos de algunos sacerdotes que cometieron abusos sexuales. Algunos dicen que se actuó con lentitud, y se acusó a Benedicto XVI, cuando era cardenal, de ello. Pero debe quedar claro que no es cierto.

Ante un caso de pederastia, no es fácil probar las acusaciones. Teniendo el principio que, ante toda acusación, sea cual sea el delito, se presume la inocencia del acusado hasta que no se compruebe lo contrario.

Por ejemplo, el caso del P. Murphy. Se acusaba a Benedicto XVI de no haber tomado las medidas adecuadas a tiempo. Pero vemos que, a pesar de las acusaciones, la corte penal, absolvió al referido padre por falta de pruebas, y lo mismo sucedió con el P. Forter, quien fue relevado de sus funciones pastorales, pero no recibió condena durante muchos años por falta de pruebas.

Por lo tanto, vemos que la misma justicia norteamericana tuvo que esperar años para dar un veredicto… Y se acusa a la Iglesia de falta de inmediatez (1).

Sabemos además que, para declarar a alguien culpable, no basta la acusación, sino que se necesitan muchos testimonios, pues detrás de una denuncia puede haber otros intereses.

 

sacerEs recomendable, si te interesa conocer más, ver el documental preparado por Rome Reports, “La manzana podrida” o leer el libro, “Tolerancia cero, la cruzada de Benedicto XVI contra la pederastia en la Iglesia”, de Juan RubioHernández.

Por otro lado, se ha evidenciado que algunos obispos de algunas diócesis manejaron de manera incorrecta e imprudente estos temas. En algunos casos, no de mala fe, sino por no saber cómo manejar las cosas. La situación es distinta cuando, a pesar de que – caso de los obispos de Norteamérica- se les pedía desde Roma que actuaran con celeridad frente a estos temas, hubo negligencia por parte de algunos.

En una entrevista, Mons. Charles J. Scicluna, miembro de la Congregación para la Doctrina de la fe, dijo en el 2004: “Puede ser que en el pasado, quizá también por un malentendido sentido de defensa del buen nombre de la institución, algunos obispos, en la praxis, hayan sido demasiado indulgentes con este tristísimo fenómeno. En la praxis digo, porque en el ámbito de los principios, la condena por esta tipología de delitos ha sido siempre firme e inequívoca. Por lo que respecta solamente al siglo pasado, basta recordar la famosa instrucción Crimen Sollicitactiones de 1922” (2).

También existió un intento de alguna prensa de implicar al Papa, tanto al Beato Juan Pablo II, como a Benedicto XVI; con mentiras o información manipulada. Pero los datos históricos dejan claro que ambos trabajaron, con radicalidad y firmeza para erradicar y atender los casos de abusos sexuales por parte de algunos sacerdotes.

A pesar de estos casos, no podemos dejar de mirar a tantos sacerdotes que trabajan denodadamente por anunciar a Jesucristo en situaciones muy adversas y en silencio se entregan generosamente por el bien de los demás.

La Iglesia ha puesto los medios, adecuados para que estas situaciones no vuelvan a suceder, y si llegaran a suceder ha dado pautas claras para actuar con prontitud y prudencia. Termino con un fragmento de las Palabras de Benedicto XVI en su homilía en la clausura del año sacerdotal: “En este año de alegría por el sacramento del sacerdocio, han salido a la luz los pecados de los sacerdotes, sobre todo el abuso a los pequeños, en el cual el sacerdocio, que lleva a cabo la solicitud de Dios por el bien del hombre, se convierte en lo contrario. También nosotros pedimos perdón insistentemente a Dios y a las personas afectadas, mientras prometemos que queremos hacer todo lo posible para que semejante abuso no vuelva suceder jamás; que en la admisión al ministerio sacerdotal y en la formación que prepara al mismo haremos todo lo posible para examinar la autenticidad de la vocación.”

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