Compartir:

Esta forma ideológica radical y confusa de entender el sacerdocio preocupa al Papa Francisco. Vivir todas las virtudes con coherencia es el camino.

«…será justamente este santo Pueblo de Dios el que nos libre de la plaga del clericalismo, que es el terreno fértil para todas estas abominaciones»
(S.S. Francisco, 24/feb/2019).

El 2 de abril terminó el proceso de publicación de la Exhortación Apostólica Postsinodal ‘Christus Vivit’, donde el Papa Francisco expone los frutos de la XV Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre ‘Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional’, acontecido en el Vaticano del 3 al 28 de octubre de 2018.

Uno de los temas que preocupa al Papa es el clericalismo radical, que sirve como medio para que los sacerdotes y consagrados puedan perder el respeto por el valor sagrado e inalienable de cada persona y de su libertad.

¿Qué es el clericalismo?

El clericalismo es una forma ideológica radical y confusa de entender el sacerdocio ministerial, dotándolo de un privilegio excesivo y una tendencia a conferir un desmedido sentido de superioridad moral. “Los clérigos se sienten superiores, se alejan de la gente”, menciona el Papa.

Pérdida de la vocación

Los casos de abusos sexuales por miembros del clero, así como el débil proceso de formación humana integral de los candidatos a las sagradas órdenes, nos hacen pensar que existe una severa tentación por vivir con supremacía clerical, olvidando lo principal: “el ministerio recibido como un servicio gratuito y generoso que ofrecer”, como afirma el Papa. La terrible consecuencia es la pérdida del verdadero sentido del llamado vocacional, el respeto por lo sagrado y el valor de la vida humana.

El punto medio es la vivencia de la virtud, algo que se está perdiendo. La crisis que se está experimentado, no solo en la Iglesia, también en el mundo, es la de no ejercitarse en las virtudes. El camino del discernimiento vocacional de los candidatos al sacerdocio es fundamental para este propósito.

La vocación está presente en cada sacerdote que ha recibido el ministerio por imposición de las manos de un obispo en comunión con el Papa, pero la vocación es un llamado, no una virtud. Dice el Papa en la Exhortación ‘Christus Vivit’: “Para no equivocarse hay que preguntarse: ¿me conozco a mí mismo, más allá de las apariencias o de mis sensaciones?,¿cuáles son mis fortalezas y mis debilidades?, ¿cómo puedo servir mejor y ser más útil al mundo y a la Iglesia?,¿tengo las capacidades necesarias para prestar ese servicio? ¿podría adquirirlas y desarrollarlas”

Vivir las virtudes

Si en el camino no se tiene las virtudes necesarias, es importante ejercitarse en su desarrollo. No es posible para un sacerdote ser caritativo y por otro lado ser desobediente o desobedecer al obispo o al Papa. Vivir todas las virtudes con coherencia es el camino, así lo vivió Cristo.

A la beata mexicana Concepción Cabrera de Armida, en un tratado llamado ‘De las virtudes y de los vicios’, Jesucristo le enfatiza los vicios que se oponen a las virtudes. Algunos sacerdotes se olvidan de practicar la obediencia, otros de la pureza, algunos no saben lo que es la virtud de la prudencia, y con eso  arrastran a muchos fieles por el camino del error.

El descuido total de la virtud siempre nos lleva a caer en alguna clase de vicio, su práctica constante al pecado, sobre todo a vivir en impureza.

Virtudes Cardinales Virtudes Teologales
Prudencia Fe
Justicia Esperanza
Fortaleza Caridad
Dominio de sí (templanza)
Catecismo de la Iglesia Catolica Num.: 1805, 1813.

 

Si un sacerdote quiere vivir su llamado vocacional con el Pueblo de Dios, tiene que vivir la práctica total de las virtudes. Los santos son ejemplo de virtud heroica, por eso sus vidas son intachables. La vivencia de las virtudes es lo que todos los sacerdotes y bautizados deben practicar, y si lo hacen, están viviendo el llamado vocacional de forma perfecta.

«La humildad es la única virtud que cura el amor herido»
San Bernardo de Claraval.

Por Miguel León
@mleonastudillo
mleon@metanoia-ecuador.org

Compartir: