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El Síndrome del Imán Humano es lo que define por qué nos podemos sentir atraídos a alguien que eventualmente nos hará daño.

Si vemos en retrospectiva nuestras relaciones o a aquellas personas que en algún momento nos “movieron el piso”, a cuántas vamos a poder catalogar como “no hubiera funcionado nunca” o “atracción poderosa, pero muy dolorosa”. Seguramente a más de una.

Sentirnos atraídos hacia lo que nos hará daño

Y es que sí, existe algo llamado el Síndrome del Imán Humano, acuñado por el Psicólogo Ross Rosenberg, que describe cómo y por que podemos sentir tan atraídos a personas que, tarde o temprano, nos harán sufrir.

El principio básico de este síndrome es que tienen que existir dos tipos de personalidades en una relación: uno es el narcisista y el otro es el codependiente. La dinámica entre ellos es disfuncional, les explico:

  • El codependiente va a querer darlo todo, en eso estamos claros. Lo que sucede con él es que no va a tener límites, ni normas, ni juicio, ni filtros para saber cuando parar.
  • El narcisista estará esperando recibir y recibir, correspondiendo con atención y afecto, justo lo que el codependiente necesita.

Por supuesto, al comienzo funcionará. Tenemos al que le gusta dar y al que adora recibir, donde todo parece estar bien.

Un punto de quiebre

El narcisista por naturaleza siempre necesitará más, más idealización de parte del otro, más cumplidos, más atenciones… El codependiente por naturaleza siempre se va a sentir insuficiente y desvalorizado. Cuando llegan a ese punto, no importa cuánto

entregue el codependiente, al narcisista eso no le parecerá suficiente, lo que automáticamente hará sentir al codependiente inseguro, vulnerable e infeliz.

¿El problema? Cuanto más abrumante y asfixiante se vuelve la relación, más persistente es la atracción. El codependiente va a sentir, sin importar el dolor que está atravesando, la necesidad de seguir siendo dominado; mientras que el narcisista a su vez necesita ser adorado. Rosenberg lo explica de manera muy práctica con la siguiente metáfora:

“Se puede decir que para que el ‘baile de la codependencia’ se produzca, se necesita de la participación de dos personas: el narcisista que toma el control, y el codependiente que se acomoda a la pareja de baile. Estos bailarines, codependiente y narcisista, son opuestos, pero están sincronizados y encajan perfectamente. El codependiente es incapaz de desconectarse emocionalmente del otro, y se va consumiendo a medida que atiende los deseos ajenos, mientras que la parte egoísta, egocentrista y controladora de la pareja de baile ve reforzado su rol de dominación y tiende a seguir con esta dinámica relacional.”

Cerrar el círculo

La pregunta del millón es la siguiente: ¿por qué permanecen juntos? Porque trabaja con el mismo mecanismo producido en una adicción. Cuando comienzan la relación todo es felicidad y euforia. Al pasar el tiempo, debido a las patologías de ambos, la sensación agradable empieza a desvanecerse y empieza el dolor, malestar y sufrimiento, pero ninguno de los dos es capaz de dejar ir ese placer inicial y permanecen (aunque de forma destructiva) buscando compulsivamente esa sensación nuevamente. Es básicamente la forma en la que las patologías individuales de cada uno, se potencian en pareja y se “complementan”.

¿Qué podemos hacer ante esta situación?

Estamos de acuerdo en que dejarlo no es el consejo mas práctico, entendemos que este tipo de parejas son tóxicas, pero también sumamente dependientes la una de la otra. Pero si es verdad que hay señales de alerta que te van indicando que algo no está bien:

  • sentimientos de soledad, a pesar de estar en una relación
  • angustia o tristeza
  • falta de amor propio y la desvalorización por parte del otro
  • carencias que se van multiplicando

Apenas vayas leyendo esos síntomas que te indican que algo no va bien, busca ayuda. No siempre vas a ir directo hacia la ayuda profesional, pero sí a una persona en la que confíes y que sepas que tiene un criterio imparcial de la realidad. Esa persona te podrá direccionar hacia donde o quien acudir.

La ayuda psicológica puede resultar sumamente útil ya que no sólo trabajarás el círculo vicioso de tu relación, sino también, y mucho mas importante, en ti.

Por: Psic. Cl. María José Barredo S.
Máster en Cuidados Paliativos y Psicoterapia
mjosebarredo@gmail.com

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