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Elegir los tonos correctos para su habitación ayudará a generar un ambiente tranquilo y armonioso.

A la hora de decorar el dormitorio de un recién nacido, no hay necesidad de cargarlo con muchos elementos. El mobiliario más importante es la cuna y, lo más indispensable en cuanto a colores, es utilizar tonos que procuren transmitirle relajación e inducirlo al sueño. Sin embargo, es difícil resistirse a la tentación de adicionar más artículos como la cómoda, el cambiador, un baúl de juguetes, un armario; se deseará lograr que todos estos elementos, en conjunto con las tonalidades usadas para el decorado de su habitación, creen un ambiente integral que transmita equilibrio, alegría, armonía y seguridad.

Aspectos a considerar

Siguiendo esta idea, vale la pena tener en cuenta que los niños crecen muy rápido, por lo que es recomendable no utilizar motivos demasiado recargados o que puedan pasar de moda con facilidad. Una buena táctica es que el hilo conductor de la decoración se base en colores claros y líneas sencillas, introduciendo ciertos detalles decorativos a través de los complementos, ya que estos pueden reemplazarse sin problema a medida que el bebé crece y sus necesidades emocionales van cambiando.

Algo que también se debe tener en cuenta es la cantidad de luz con la que cuenta la habitación escogida para el bebé. Si, por ejemplo, el dormitorio es algo oscuro, se debe pintar las paredes de colores claros para darle mayor amplitud. Si, por el contrario, la habitación es bastante clara, se puede jugar con colores más vibrantes u oscuros para darle mayor calidez.

Los colores más recomendados

Blanco: transmite pureza, inocencia, claridad y orden visual. Este color es ideal para usarlo de base y echar a andar la imaginación con detalles de colores, ya sean pasteles o vibrantes, que le den un toque original y de calidez a la habitación. No es aconsejable utilizarlo como único tono porque puede dar la sensación de frialdad.

Rosado y lila: son colores románticos y relajantes. Generan un ambiente suave, apacible y de ensueño. Ideal para crear espacios llenos de fantasía, promueven la delicadeza y el afecto. Pueden combinarse con otras tonalidades de la misma gama o algún color neutro como el beige.

Verde: influye en la relajación e imita lo natural. Es recomendable utilizarlo en tonos suaves y luminosos para crear ambientes que generen tranquilidad. Ayuda a calmar el nerviosismo y promueve el crecimiento emocional en los recién nacidos.

Azul: ayuda a conciliar el sueño y a liberar la ansiedad. Se asocia con la seguridad física, genera confianza y afecto. De preferencia, se deben utilizar los tonos pasteles y luminosos. Si se opta por azules grisáceos se recomienda combinar con colores cálidos para equilibrar el ambiente y que no se torne muy pesado.

Por Paula Ávalos
Arquitecta
avacomn@gmail.com

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