Compartir:

Al cónyuge –léase también al novio o novia– hay que enamorarlo cada jornada, sin olvidar que la boda no es sino el sillar de un grandioso edificio que deben levantar y embellecer piedra a piedra, desvelo tras desvelo, alegría con alegría, entre los dos. –Tomás Melendo

¿Has sentido alguna vez que no puedes disfrutar lo que tienes? Te invade una sensación tan difícil de describir, de placer, de desear acontecimientos o más cosas de lo que tienes y que al obtenerlo, lo disfrutas durante muy poco tiempo. No te pasa que buscas cada día que te sorprendan con nuevas cosas, pero de todas formas te sientes insatisfecho cuando estas suceden; y otra vez deseas algo nuevo con mayor intensidad perdiendo interés por lo ya obtenido.

Esto es la monotonía, un problema que amenaza de forma silenciosa y puede estar presente tanto en nuestras vidas como en nuestras relaciones amorosas. Esta, como música en la que no se aprecian los distintos tonos, como cuando ya no se diferencian los colores de un hermoso amanecer, hace que pareciera que la realidad carezca de colores; pero es el corazón que está enfermo y que deja de verlos, incluso los de los paisajes con los colores más vibrantes. La monotonía aparece en temporadas usuales y llega cuando menos te lo esperas.

También te puede interesar: ‘Usar la frustración para beneficiar tu matrimonio’

Expectativas fuera de control

Empieza cuando deseamos acontecimientos “de cumbre a cumbre”, desde un hecho extraordinario de amor, detalles, caricias, etc… que llevan a esperar a la siguiente cumbre. De lo que muchas veces no estamos conscientes es que mientras esperas a que esto suceda atravesarás un camino plano. Es en ese momento donde comenzamos a dudar, si tal vez la siguiente cumbre no llegará porque no somos amados como pensábamos, o que ya no nos aman como antes. Con la duda de por medio, el amor cada día pierde su magia.

¿Cómo luchar contra la monotonía?

  • Quien siente la monotonía debe ser quien la rompa.
  • Dar más amor, más detalles, más celebración interna y explícita en el día a día.
  • Esforcémonos por recordar los momentos de la etapa del enamoramiento que, aunque formen parte del pasado es como una despensa repleta llena de amor y de recuerdos preciados.
  • Recordémonos en pareja por qué nos admiramos en primera instancia, reconozcámonos mutuamente.

Consejo: Si el otro se da cuenta que su pareja está atravesando esta etapa y tratado de combatirla, sería fabuloso salir al encuentro del amado a medio camino y facilitarle lo maravilloso que cada día pueda ofrecerles, con delicadeza, con mayor implicación y como siempre en el amor, poniendo uno más que el otro.

Por Lorena Sánchez Padilla
Lic. en Periodismo Internacional
Máster en Matrimonio y Familia.05

Compartir: