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La empatía no es el producto del buen humor con que despertamos, como tampoco del afecto que nos une a las personas.

En la actualidad se habla de las habilidades blandas como parte importante para la contratación de personal, en la primera línea de estas encontramos la escucha activa y la comunicación, alguien que puede oír amablemente podrá hablar de igual manera y viceversa, esa es justamente una de las características de ser empático (de practicar la empatía).

Sin embargo, la empatía requiere mucho más que oír y hablar, empecemos por comprender el término, la RAE la define así:

1. f. Sentimiento de identificación con algo o alguien.
2. f. Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.

 

 

¿Cómo practicar la empatía?

Es un gran trabajo ser empático, suena muy bien serlo, sin embargo para lograr identificarme con algo o alguien y compartir sus afectos, tengo que:

  • Saber quién soy o cómo respondo a diferentes situaciones.
  • Aceptar mi ser incluso si no me gusta.
  • Reconocer mis emociones.
  • Aceptar mis emociones.
  • Escuchar atenta y activamente al otro para identificarme en su historia, sin juzgarme ni juzgarlo.
  • Compartirle mi experiencia, aquella que me permite entenderlo.

Ojalá todos pudiéramos llegar hasta allá, sin embargo, requiere de mucho trabajo, no es tan fácil, incluso la empatía es una característica que deben poseer los psicólogos o personal del área de atención y servicio al ser humano. ¿Cuántas veces le ha pasado llegar a un consultorio y no sentirse cómodo o atendido?

El camino a la empatía está en completa relación a estar constantemente trabajando en uno mismo y practicar el amor propio y la autoaceptación para estar en paz con lo que honestamente sentimos, no obligándonos a sentir lo que socialmente debemos sentir. Cuando logramos salir del mandato social sobre las emociones permitidas podemos comprender el sentir del otro porque hemos hecho el ejercicio primero con nosotros.

Desde el párrafo anterior vale preguntar: ¿Cuál es el mandato social en este caso del ser empático?

Mandato social es lo que la cultura o el grupo nos dice que debemos sentir sobre un hecho puntual, por eso se supone que si vemos un robo debemos sentir pena por la persona a la que le robaron y coraje por aquel que robó. Sin embargo, no funciona así porque podemos identificarnos con cualquiera de los dos lados, por ende también podríamos sentir pena por el ladrón al conocer su situación y satisfacción si consideramos que a la persona a la que robaron lo merecía.

Justo en esta explicación está la razón por la cual debemos tener claros nuestros valores o pilares de vida para poder ser coherentes en lo que sentimos frente a diferentes situaciones. Este es el paso uno de la empatía que mencioné arriba.

Entonces ¿ser empáticos es una habilidad, una característica, una práctica? Es una práctica, la desarrollamos a partir de compartir con el otro y de escucharnos y abrazarnos a nosotros mismos. Todo tenemos capacidad empática si hay dudas solo tenemos que mirar cómo los niños se conectan los unos con los otros cuando pasan por situaciones similares, si un niño llora el otro empezará a llorar, si a un niño lo retan y se asusta el otro reaccionará igual y tendrá temor al cuidador que lo retó.

¿Podemos desarrollar la empatía? Total y principalmente a partir de hacerlo con nosotros mismos, como dice la frase conocida: “no se puede dar lo que no se tiene” Así que a empezar siendo autoempáticos para poder ser empáticos con los demás y hacer de este un mundo más libre, más respetuoso, más pacífico.

 

 

Escrito por: María del Carmen Rodrigo, sicóloga clínica.

 

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