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Los planes para las ya próximas vacaciones animan a encontrar el tiempo libre para leer esas novelas que despertaron nuestro interés.

Con el fin de refrescar la memoria, sugerimos algunos títulos, de novedades y reediciones, la mayoría ya reseñados en nuestros servicios.

José Emilio Pacheco, Las batallas en el desiertoMéxico, fines de los años cuarenta. Carlos, de doce años, es invitado a la casa de su compañero Jim, donde se enamora platónicamente de su madre. Desde el principio sabe la imposibilidad de ser correspondido, y esto le hace sufrir. Las críticas a los parámetros de los mayores también hacen su aparición. Las reacciones de la familia de Carlos descubren hipocresías tan verdaderas como el anticlericalismo maniqueo de Pacheco. Con todo, también se percibe un inevitable toque nostálgico, signo de la inocencia perdida. (Tusquets. 77 págs.)

Carlos Pujol, Los fugitivosLa acción se desarrolla durante la Segunda Guerra Mundial, en Roma y en Madrid a lo largo de 1943. Cuando cae Mussolini, un capitán español es enviado a una delicada operación de espionaje para sacar de la ciudad eterna a un importante súbdito inglés. Una trama con una buena descripción de las tensiones que se viven en la ciudad y con unos personajes bastante estrafalarios con los que el lector termina por encariñarse. Para redondear la parodia, se añade una secundaria trama amorosa. Divertida caricatura del espionaje, la diplomacia, el poder… a través de unos diálogos irónicos, inteligentes y sutiles. (Menoscuarto. 152 págs.)

Juan Marsé, Caligrafía de los sueñosRegresa Marsé al territorio de su infancia, la Barcelona de la posguerra, dando forma a una singular épica de los perdedores que se ha convertido en su principal seña de identidad. En la novela aparecen más elementos biográficos de los habituales. Y, como en el resto de su trayectoria, no faltan los puntuales ataques anticlericales y una ambientación en ocasiones sórdida. El detonante es la frustrada y ridícula historia de amor que vive una de las vecinas del barrio, Vicky. (Lumen. 426 págs.)

Santiago Posteguillo, Trilogía de Escipión. Si hay un hecho interesante de la Roma antigua, después de la caída de la república y más que la época imperial, ese es el enfrentamiento con Cartago. En la segunda guerra púnica Roma conoce al peor enemigo que tuvo hasta ese momento, Aníbal. Santiago Posteguillo lo retrata muy bien, al igual que a Publio Cornelio Escipión, protagonista de la trilogía. Hay muchos momentos emocionantes, narrados con contención y sin sentimentalismos. También hay sobriedad en los innumerables actos de guerra. (Ediciones B. 720, 860 y 800 págs.)

Manuel Chaves Nogales, A sangre y fuego. En 1937, aparecieron en Francia estos nueve relatos ambientados en los primeros meses de la guerra civil. Poco antes, a finales de 1936, su autor se había exiliado en París. A pesar de su declarado compromiso político, que nunca ocultó, Chaves no utiliza la literatura para caer en la trampa del maniqueísmo, ni siquiera en una fecha tan temprana como 1937. Al contrario, estos relatos sorprenden precisamente por su humanidad, pues denuncia cómo la dictadura de la sinrazón se había apoderado de los dos bandos. (Libros del Asteroide. 320 págs.)

José Julio Perlado, Mi abuelo, el Premio Nobel. Contada en primera persona por su nieto, esta novela, poética y fantástica a la vez, cuenta la historia del escritor Dante Darnius, que consigue el Premio Nobel de Literatura sin haber escrito ni una línea. Dante es un magnífico contador de historias que, sin embargo, es incapaz de llevar al papel. Lo suyo es la narración oral, contar en directo relatos que, como él dice, los tiene completos en la cabeza. La novela contiene algunos de los relatos fantásticos que Dante cuenta a su nieto, imaginativos y muy bellos, de gran calidad literaria, como toda la novela, escritos con un estilo que imita la fábula y que en ocasiones se asemeja, de manera deliberada, a ciertos relatos infantiles.(Funambulista. 184 págs.)

DESDE ESTADOS UNIDOS


Ivan Doig, Una temporada para silbarPaul Milliron, superintendente de Instrucción Pública en Montana en los años 50, revive su vida en 1909, cuando cumple trece años, en la pequeña aldea de Marias Coulee. Paul es el mayor de los tres hijos que tiene Oliver, un granjero que se ha quedado viudo. Junto con Rose, la nueva ama de llaves, llega Morris, su hermano, que acabará siendo el maestro de la escuela rural. La novela es un homenaje a la entrega de muchos maestros de estas escuelas. Pero hay más. Doig describe con ternura los sentimientos más profundos de unos entrañables personajes. (Libros del Asteroide. 360 págs.)

Gay Talese, Honrarás a tu padrePublicado en 1971, era la primera vez que se escribía un relato de no ficción que penetraba en los entresijos de la Mafia. Cuando Talese, uno de los padres del Nuevo Periodismo, conoció en 1965 a Bill Bonanno, el hijo del mítico Joseph Bonanno, el capo de una de las familias más poderosas de Nueva York, decidió escribir un libro que “sugiriera la complejidad de ser un Bonanno, la atmósfera especial que se respiraba en esa casa, la influencia del pasado sobre el presente”. (Alfaguara. 618 págs.)

Patrick Dennis, La tía Mame. El joven Patrick se queda huérfano a los diez años y se hace cargo de él su tía Mame, la excéntrica hermana de su padre. Acostumbrado a una disciplina fría, el joven Patrick se encuentra con una efervescente mujer que lleva una agitada vida social, con unas amistades de lo más originales y con una alocada afición por “lo experimental, lo apasionante, lo moderno y lo nuevo”. Patrick recuerda su relación con su tía, resaltando las anécdotas más esperpénticas e histriónicas. (Acantilado. 352 págs.)

Truman Capote, Niños en su cumpleaños. Escrito en 1948, el escenario es uno de los pueblos de Alabama donde nunca pasa nada, donde llegan una niña de diez años, Miss Bobbit, y su madre. El desparpajo y carácter abierto de la niña provoca un terremoto entre los niños. Su manera de vestir, sus hábitos, su lenguaje, sus ideas… nada tienen que ver con lo que están acostumbrados. Capote acierta a captar el mundo interior de estos niños, sus ilusiones y, también, sus egoísmos. (Nórdica. 64 págs.)

Flannery O’Connor, La buena gente del campoLa señora Hopewell y su hija Joy viven en una granja sureña cuando un joven vendedor de Biblias llama a su puerta. Manley Pointer pertenece a la “buena gente del campo”, sencilla e inocente, en oposición a Joy, quien, a sus 32 años, se muestra descreída y recelosa. Joy y Pointer se citan para dar un paseo por el bosque, ella con la intención de seducirlo y él con otra muy diferente. Incómodo, audazmente construido y resuelto con brillantez, este relato resume las intenciones y el estilo de O’Connor (1925-1964). (Nórdica. 72 págs.)

Vía Aceprensa

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