Muchas veces confundimos los conceptos entre lo que es el temperamento y el carácter, pero es importante que conozcamos la diferencia.
Recientemente me preguntaban en una reunión, ¿es posible cambiar nuestro temperamento o carácter? Pensé: cómo dar una explicación de la diferencia de los términos y se me ocurrió que hay temas de psicología que por cultura general debemos conocer, a continuación elementos para contestar la pregunta, con cariño para los que me lo preguntaron.
«Temperamento», «carácter» y «personalidad» se entremezclan llegando a parecer sinónimos, sin embargo a pesar de sus similitudes no son idénticos. Está confusión se debe a la tendencia norteameriacana y europea para definir los componentes de la mente humana en el inicio de la psicología, por ejemplo, Allport, psicólogo estadounidense, definía la personalidad como la organización dinámica en el individuo de aquellos sistemas que determinan su conducta y pensamiento característicos, otros autores europeos se inclinaron más por el concepto de personalidad, mientras que los autores europeos se aferraron al término de carácter.
Desde esta explicación podríamos decir que carácter o personalidad son más similares entre sí, además, ambos se relacionan con el pensamiento, emociones, estado anímico y conducta, por ende son moldeables.
El temperamento desde esta mirada se relaciona con las bases biológicas o constitucionales de la personalidad. Allport (1961) escribe: «El temperamento, al igual que la inteligencia y la constitución corporal, constituye una especie de material bruto que acaba por conformar la personalidad (…); el temperamento se relaciona con el clima bioquímico o tiempo interior en el que se desarrolla una personalidad». Considerándolo algo más inamovible y no moldeable.
Hablemos de temperamento y carácter
En la actualidad, podríamos hablar de temperamento y carácter dentro de la definición de personalidad, los nuevos estudios y tendencias hablan de la formación de la personalidad a partir de estos componentes, además, del pensamiento, emoción, entorno familiar, social, experiencias de vida, entre otros.
El carácter podría considerarse un componente exógeno y el temperamento un componente endógeno, es decir si tuviéramos que modificar alguno de los dos podríamos trabajar sobre nuestro carácter, porque este es modificable a partir de las personas que nos rodean, las actividades que hacemos y las experiencias que vivimos. Mientras que nuestro temperamento viene dado desde nuestra genética, es mucho más complejo cambiarlo.
El carácter sí tiene que ver con nuestra forma de expresar nuestros afectos, ya sea este coraje, tristeza, malestar, mientras que nuestro temperamento nos conecta más hacia alguna de estas emociones, por ejemplo, dentro de una familia donde tenemos casos de depresión es mucho más probable que haya personas de temperamento con tendencia a la tristeza, personalidades depresivas, evitativas o de introversión. Su carácter no necesariamente será triste, es más podría ser una persona que se muestre alegre y dispuesta, pero que por su temperamento esté constantemente dudando de sí misma.
Voy escribiendo y me pregunto amable lector: ¿Nos va quedando claro si es posible cambiar el carácter y el temperamento o ambos? Si usted contestó sí es posible cambiar el carácter quiere decir que hemos hecho una gran dupla, si usted contestó que es posible cambiar el temperamento, debo decirle que, aunque, no es lo que digo en el texto, sí existe la posibilidad de hacerlo, la epigenética dice que es probable cambiar nuestro temperamento con mucho trabajo y tal vez ayuda externa, una de las propuestas de la epigenética es que podemos alterar nuestras células, sin embargo, ese es otro tema para otro artículo.
¿Cómo cambiar el carácter?
Observándonos, preguntándonos ¿Qué me detona? Detonar: activar mi “mal carácter” o “mi debilidad”.
Escuchándonos, ¿Qué pienso y siento cuando (exploto, lloro, me quedo helad@)
Validándonos, aceptando nuestras respuestas para comprender nuestro sentir.
Comprendiendo qué nos dispara para poder ejecutar una respuesta diferente cuando el detonador nos active.
Suerte amable lector y recuerde: aunque suena fácil, es bastante difícil cambiar años de hábitos no tan saludables en nuestro manejo de carácter.
“Es más fácil aprender un hábito nuevo que cambiar uno antiguo». Revista Complutense de Educación IS5N: 1130-2496 Vol. 13 Núm. 2 (2002) 617-643 Temperamento, carácter, personalidad. Una aproximación a su concepto e interacción ÁNGEL IZQUIERDO MARTÍNEZ.
Escrito por: María del Carmen Rodrigo, sicóloga clínica.
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