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Podemos adaptarnos dentro del hogar  para ayudar a nuestros hijos con necesidades educativas especiales.

Una inclusión educativa, implica el trabajo de un equipo multidisciplinario del que son partícipes la escuela, los alumnos, profesionales externos y familia (como elemento central), donde cada uno cumple funciones relevantes y distintas. La diada familia/escuela es significativa para fortalecer el área cognitiva, aprender habilidades sociales y emocionales necesarias para su integración, y la participación del chico en la sociedad.

Para un exitoso funcionamiento, es imprescindible conocer las demandas y posibles dificultades que puedan presentarse en la familia, de manera que se adapten a las necesidades de sus hijos: asistir a terapias, atención con especialistas, actividades que potencialicen sus habilidades o el trabajo con las áreas aún no desarrolladas. De ser positiva, la adaptación familiar traerá consigo óptimos resultados en el desarrollo de los niños con NEE. Además, prevalecerá en el sistema familiar la unión y crecimiento tanto individual como colectivo.

Para poner en práctica en casa 

Al momento de implementar o crear estrategias en casa, se debe tomar en cuenta la individualidad y realidad de las familias, por lo que no se puede hablar de un “esquema a seguir”. Por supuesto, las actividades por realizar dependerán de las necesidades existentes, las que pueden adquirirse o reforzarse según las terapias recibidas. Ante esto tomemos en cuenta las siguientes pautas:

  • Adecuar la habitación con juguetes que fomenten la imaginación y estimulen el aprendizaje: crear un tablero sensorial Montessori con aquellos objetos que ya no se utilizan o que teníamos guardados.
  • Promover un aprendizaje por exploración usando: pintura, lentejas, frejoles, espuma, agua, etc.
  • Realizar actividades recreativas que permitan aprender otras destrezas: salir al parque o al patio de la casa y experimentar las diversas texturas o sensaciones que nos brinda la naturaleza: colores, olores, identificar animales, etc.
  • Construir un vivero, realizar experimentos o cocinar un postre para comprender los pasos a seguir con el fin de lograr un objetivo. Estas actividades ayudan a trabajar las habilidades sociales: esperar turno, consecuencia de mis actos, organización, planificación, etc.
  • Reforzar los contenidos académicos a través del juego, para esto se puede solicitar al profesional que trabaja con nuestros hijos que nos recomienden cuáles usar.

Padres, recuerden:

  • Evitemos recargar a los niños, debemos..establecer..un tiempo..determinado para que ellos sean conscientes. Así, las actividades..serán comprendidas como momentos de diversión y aprendizaje.
  • Aprovechar la convivencia con los miembros de la familia. Muchas veces se deja de lado la interacción con los hermanos, sin importar la edad, estos son los principales maestros para la estimulación.
  • Las experiencias de aprendizaje pueden ser significativas cuando quien las enseña comparte intereses y gustos, así estarán en la misma “onda”.

Valorar el tiempo compartido y el vínculo que se crea, es algo inigualable. El que toda la familia sea partícipe de la estimulación, permitirá que cada miembro con sus diferentes habilidades y destrezas, aborde distintos aspectos a mejorar y además comparta la gratificación de los logros alcanzados.

El éxito de las terapias y estimulación que reciben los niños con NEE depende de varios aspectos, pero lo más importante es la implicación y colaboración de la familia. Es este el eje principal y guía para el crecimiento integral de sus hijos.

Por Alejandra Vallejo Johnson
Psicóloga Clínica
Máster en Psicopedagogía.

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