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La semana pasada fue intensa en la ciudad de México para las distintas organizaciones que se dan a la tarea de defender valores como la familia, la vida, la desigualdad, el combate a la pobreza, el desarrollo sostenible, etc. 

La II Conferencia sobre Población en América Latina, llevada a cabo del 6 al 9 de octubre y la cual es organizada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) fue el marco de las actividades.

La invitación fue para asistir al evento “Las dinámicas de población como eje del desarrollo sostenible: la implementación del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo para la superación de las desigualdades en el marco de los derechos humanos”. 

Con un título así cualquiera tendría grandes expectativas, pero en la vida real no sucede así, sino todo lo contrario.

El Consenso de Montevideo aludido, fue firmado en Uruguay en agosto de 2013 y según la CEPAL es “el acuerdo intergubernamental más importante firmado hasta ahora en la región en materia de población y desarrollo”, sin embargo para muchos otros no es así, ya que sus ejes propuestos al juzgar por las evidencias no van acordes al verdadero desarrollo y la superación de las desigualdades, no están implementando efectivas políticas de combate a la pobreza, ni aquellas que superen la desigualdad social o el desarrollo de la población.

La CEPAL se ha ideologizado, se ha centrado en una agenda que consideran progresista porque han incorporado un impulso a la educación sexual y la defensa de los derechos de la mujer pero disfrazando éstos con “ropajes” que dejan ver muy claramente su intención pues incluyen que en la región sea revisado el tema del aborto como si fuera un derecho. (Cuando sabemos que el aborto es un delito y por lo tanto es imposible que sea un derecho). 

A este evento asistieron líderes y representantes de distintas asociaciones latinoamericanas quienes demandaron que se hablara de verdaderas políticas con enfoque humanista, aquellas que podrían resolver los problemas que tenemos en América latina y se dejara atrás la simulación de la que hemos sido testigos; pero como era de esperarse cada vez que se tocaba uno de los temas de la Ideología de Género, como el aborto o la eutanasia, la censura era aplicada, se silenciaron los micrófonos en varias ocasiones cuando daban su opinión, más aún el oficial a cargo de la Secretaría de la CEPAL, Luis Fidel Yáñez demostró su intolerancia al decirles a los representantes de estos grupos que “su presentación no es una sorpresa grata”. 

Haciendo una analogía, sabemos que para “entrar a la olla” el agua no debe de estar hirviendo pues no lo haríamos gustosos; sin embargo se invita a entrar a ella porque el agua está rica, y poco a poco ésta irá calentándose al grado que ni cuenta te das…pues bien, la ONU ha aplicado la misma estrategia, imponiendo a través de la CEPAL estas políticas ideologizadas.

¿Otro  ejemplo? los Objetivos de Desarrollo del Milenio acordados en 2000, parecían positivos e inofensivos, pero a la vuelta de 15 años, adquirieron connotaciones muy distintas. 

En uno de ellos se habla de “Igualdad de géneros y la autonomía de la mujer” y sabemos que sólo existe género masculino y femenino sin embargo hoy discuten el punto como se existiera un catálogo de ellos. La autonomía de la mujer la están impulsando para que sin problema decida matar a su hijo como si de cortarse las uñas se tratara.

Antes se hablaba de “Mejorar la salud en la maternidad” y ahora lo han transformado en –mejorar la salud materna- pequeño cambio, pero implica el aborto y no en procurar asistencia antes, durante y después del parto.

 

Por: Ivette Laviada

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