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“Los hombres se sienten orgullosos de hijos deportistas”, esa fue la frase que me hizo pensar en este artículo. Un hombre orgulloso de un hijo deportista es igual a una madre orgullosa de una hija modelo.

El tema no es si ser deportista o modelo esté bien o mal, el tema es que los padres no deben sentirse orgullosos de sus chicos porque han logrado, lo que de niños ellos no lograron, ni mucho menos deben obligarlos. El rol del padre va más allá de sus propias expectativas, va del lado de permitirle al niño y a la niña ser, por encima de cualquier otro verbo.

El rol del padre va más allá de sus propias expectativas.

Bajo esa perspectiva, entre las obligaciones del padre estará ayudar a desarrollar al ser humano, su hijo, en el camino de la conexión con sus propias emociones, de romper con los esquemas de la tipificación entre el hombre y la mujer, comprendiendo al ser humano -hombre o mujer- como completo; de tal manera que la niña pueda jugar fútbol y el niño jugar a la familia sin ser criticado, cuestionado o segregado.

Una de las maneras más efectivas para conectar con los afectos es el arte: dibujo, pintura, escritura, actuación, canto y algunas modalidades de baile, ya que otras son deportivas.

 

¿Cómo el arte conecta con las emociones?

Porque permite reconocerla, tan importante como esto es que permite expresarla de alguna manera, ya sea concretizándola en una obra o permitiendo que quien sea el artista le ponga palabras, gestos, notas y sentidos que le permitan hacerse responsable de ella.

Además, el arte potencia la creatividad y esto -aplicado a la vida- es la capacidad de adaptarnos, de responder de manera inusual y siempre espontánea a situaciones cotidianas que podrían causarnos estragos. El artista logra una mirada sencilla y no poco profunda de los hechos comunes, esto le permite ser permeable a cualquier situación que podría provocar respuestas no tan favorables en niños que no practiquen esta actividad.

También potencia la autonomía y la perseverancia. Coloca al artista en ese lugar de defender su propuesta y ser responsable del sentido que este le ha dado a su obra. Es encantador ver a los niños aprovechar todos sus sentidos en tocar una guitarra o pintar un cuadro. La atención y el autocontrol también se movilizan en esta actividad debido a que requiere ambas cualidades para el trabajo en la obra.

 

¿Tiene mi hijo un perfil de artista?

Frente a esta pregunta común puedo contestar que todos tenemos un potencial creativo que se va reduciendo en conformidad con el aumento de las presiones sociales, por esto es de profunda importancia que un niño encuentre en su camino prontamente el arte, de tal manera que le permita jugar, expresar, crear, aprender y crecer. Al final del día lo que todo padre ansía es esa alegría de saber que le dio a sus hijos las mejores oportunidades que pudo y tuvo. Entonces, ¿qué mejor que permitirle espacios de conexión consigo mismo y el mundo, qué mejor que un estudio de arte?

Para cerrar dejo esto que encontré por ahí en un lugar de reflexión: “El mundo necesita menos gente exitosa y más gente gentil y amorosa. Finalmente el amor lleva al éxito, pero sin ego presente”

Eso hace el arte, desarrolla al ser por encima del ego.

 

 

Por Ma. del Carmen Rodrigo
Psicóloga Clínica
mariadelcarmenrodrigoh@gmail.com

 

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