Compartir:

Para compensar la culpabilidad que sentimos por el poco tiempo que pasamos con nuestros hijos, o porque el consumismo nos empuja a comprar sin mucha reflexión, nuestros niños reciben demasiados regalos en Navidad, de parte nuestra o de los abuelos, tíos, padrinos, etc. 

Esto no les hace bien. Por eso, es muy necesario que los hijos hagan una lista, y nosotros repartimos las compras entre los familiares.

Es muy educativo para los hijos el no recibir todo lo que quieren, porque eso les enseña a tolerar la frustración y a tener límites.

Nunca olvidemos que lo que realmente necesitan y piden (a veces no lo dicen verbalmente) nuestros niños y jóvenes, es jugar y compartir más con sus padres.

Si seguimos este consejo, y lo aplicamos en general durante todo el año, tendremos hijos más dueños de sí mismos, desprendidos y generosos. Menos centrados en los objetos y el dinero, y más preocupados por los demás

Compartir: