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El llamado Síndrome de Peter Pan está muy extendido en la sociedad actual y paradójicamente se refiere a los hijos mayores, con trabajo bien retribuido y que no se marchan de su casa.

En el ámbito familia, estos hijos suelen sentirse con el derecho para exigir a los demás cualquier sacrificio. Además, se preocupan excesivamente de su aspecto físico y bienestar personal y se las ingenian para que toda su familia esté pendiente y gire en torno a él. Solo con mucha dificultad disculpan cualquier omisión, retraso o error en los pequeños encargos que realizaron a sus familiares y se manifiestan incapaces de tolerar la más pequeña crítica negativa, aunque esté objetivamente fundada.

En el ámbito profesional suelen manifestarse excesivamente hipersensibles ante el hecho de ser evaluados por sus superiores. No toleran la frustración que acompaña a las críticas, a pesar de que éstas estén bien fundadas, reaccionan de forma explosiva o inhibiéndose, ante cualquier pequeña corrección que se le hace. Les encanta hablar de sí mismos, de sus logros, éxitos y triunfos hasta la auto-exaltación. Les incomoda tener que escuchar lo que otros refieren de ellos mismos y manifiestan una intensa intolerancia e incomprensión ante los defectos ajenos.

En el ámbito social, algunas de las notas que concurren a su caracterización son las siguientes: no disponen de verdaderos amigos, aunque si de muchos conocidos, el compromiso propio de la amistad les pone nerviosos, sus relaciones sociales son muy inestables y poco duraderas y nadie les parece suficientemente bueno o digno de su amistad. Asimismo, cambian de parecer súbitamente, de acuerdo a que satisfagan o no sus intensas exigencias en lo relativo a su personalidad, posición social y necesidades y casi siempre exigen un trato y consideración especiales.

¿Habías escuchado esto antes? ¿conoces a un adulto joven, que presenta estas características? Pues es algo serio y que está presente en nuestra sociedad. El Síndrome de Peter Pan, ha sido y es estudiado por psiquiatras y especialistas en la psicología, que han visto que en la mayoría de ellos presentan tres rasgos en su biografía infantil:

  1. Déficit afectivo

Se produce cuando el niño recibe menos afecto y dedicación familiar del que necesita para sentirse querido. También puede producirse como consecuencia de agravios comparativos con sus hermanos, u otros niños que formen parte de su círculo íntimo, en relación a los cuales pueda sentirse inferior o tratado de forma discriminatoria.

  1. Déficit escolar

Se refiere a la percepción que tiene el niño de que su rendimiento y aprovechamiento escolar no le está permitiendo ganar seguridad ni sentirse competente. Se desarrolla un sentimiento de desconfianza con respecto a sus valores y capacidades. Ambos déficits tienden a retroalimentarse puesto que los problemas afectivos suelen influir negativamente en el rendimiento escolar y viceversa.

  1. Educación permisiva

Exceso de protección y falta de límites en que fue educado por sus padres, falta de relación entre esfuerzo y recompensa que lleva a la conclusión que el mejor modo de realizar sus deseos es seguir comportándose como un niño.

Y nos encontramos con hombres que tienen un claro perfil de Peter Pan, el cual:

  • Mantiene un alto grado de necesidad afectiva.
  • Posee un exceso de egocentrismo y narcisismo
  • Tiene escasa resistencia a la frustración.
  • Desarrolla poco la capacidad de autocrítica.
  • Presenta dificultades para aceptar relaciones simétricas con el otro sexo.

En definitiva, el hombre Peter Pan es una completa mezcla de necesidades contrapuestas. Por un lado, necesita sentirse querido y admirado. Por otro, tiene dificultades para mantener relaciones estables porque eso significaría actuar con un nivel de responsabilidad y capacidad de autocrítica que no ha desarrollado. Son hombres que prefieren mantenerse en la infancia.

 

Vía: Yo Influyo

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