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¿Buscas a Dios o solo sus favores? Compartimos Comentario al Evangelio por parte del Padre Juan José Paniagua. ¡Lee y comparte!

¿Se te hace conocido? «Dios por favor quiero un mejor trabajo», «por favor Dios quiero un amor que me valore», «Dios quiero ganar más dinero», «Diosito quiero un carro», «Dios ayúdame quiero viajar», «por favor Dios quiero ser el mejor en el trabajo», etc.

Lo que demuestran todos esos pedidos que muchos en algún puntos de nuestras vidas, es que solo lo buscamos por sus favores y por beneficio propio, sin embargo, pocos o nadie desea ayudar al prójimo o cumplir los mandamientos, ayudar en su parroquia o peor aún poner su vida en las manos de Él.

Teniendo en cuenta esto, compartimos un nuevo comentario al Evangelio por parte del P. Juan José Paniagua, el cual está basado en Éxodo (16,2-4.12-15), que trata de hacernos entender que nuestro egoísmo no es la mejor forma de buscar a Dios o conseguir que Él nos ayude en algo que necesitamos o queremos.

 

DIOS BUSCAR DE ÉL 1

 

Lectura del libro del Éxodo (16,2-4.12-15)

En aquellos días, en el desierto, comenzaron todos a murmurar contra Moisés y Aarón, y les decían: «¡Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir en Egipto! Allí nos sentábamos junto a las ollas de carne, y comíamos hasta hartarnos; pero vosotros nos habéis traído al desierto para matarnos a todos de hambre».

Entonces el Señor dijo a Moisés: «Voy a hacer que os llueva comida del cielo. La gente saldrá a diario a recoger únicamente lo necesario para el día. Quiero ver quién obedece mis instrucciones y quién no».

Y el Señor se dirigió a Moisés y le dijo: «He oído murmurar a los israelitas. Habla con ellos y diles: “Al atardecer comeréis carne, y por la mañana comeréis hasta quedar satisfechos. Así sabréis que yo soy el Señor vuestro Dios”».

Aquella misma tarde llegaron codornices, las cuales llenaron el campamento; y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Después que el rocío se hubo evaporado, algo muy fino, parecido a la escarcha, quedó sobre la superficie del desierto.
Los israelitas, no sabiendo qué era aquello, al verlo se decían unos a otros: «¿Y esto qué es?» Moisés les dijo: «Éste es el pan que el Señor os da como alimento».

 

 

Escrito por: P. Juan José Paniagua, vía Catholic-Link.

 

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